Un año casado, más o menos. Más o menos casado y más o menos un año.
¿Quién me lo iba a decir hace unos años?
La verdad es que no se está mal.
Bien es cierto que ya llevábamos 7 años casados sin papeles, lo cual ayuda.
(ella sí puede), que he dejado de hacer cocidacos en casa (ella sí prepara sus
comiditas), que las insípidas películas de violencia yankees acompañadas de
pizza y coca-cola han dejado de ser aperitivo para un fin de semana loco (ha
sido reemplazado por emocionantísimo y largo, muy largo, cine iraní) y mi
puñetera suegra (eso no necesita comentario, se comenta por sí solo).
Aún así, merece la pena.