Hablar del idioma materno es una chorrada; es más fácil que un españolito se entienda con un pastor afgano sin conocer niguno de los dos el idioma del otro que entender a su madre.
Llega un momento en el que, independientemente de lo que le estés hablando a tu madre, su respuesta siempre es "NO". Y además es por sistema, no importa que le estés dando la razón: A MÍ NO ME LLEVES LA CONTRARIA, QUE SOY TU MADRE. Pero si te estoy dando la razón. MIRA, NO ME ..., NO ME ...
Y la culpa es nuestra. No nos damos cuenta de que la naturaleza es sabia y nos está preparando para la que se nos viene encima.
Comienzas a hacer tentativas de salir con chicas, que a veces más que tentativas, son conatos que terminan en espantás, y la primera respuesta que obtienes de esos tíbios acercamientos son un NO.
Vas depurando tu técnica, aprendes del ensayo y error, consigues tener una conversación medianamente decente con una chica, y a la tercera o cuarta frase su respuesta vuelve a ser NO (también es verdad que nosotros vamos más rápidos y nuestra respuesta siempre sería SÍ).
Comienzas a tener tus primeros avances significativos y cuando lanzas la pregunta decisiva, ¿en tu casa o en la mía?, la respuesta vuelve a ser NO. Y ahí empiezas a tener la sensación de que las mujeres se parecen a tu madre, porque la respuesta lógica sería EN LAS DOS, YO EN LA MÍA Y TÚ EN LA TUYA.
Consigues derribar barreras, y una vez casado (en la ceremonia es en la única ocasión en la que oirás un sí: SÍ, QUIERO, y la cagaste) el NO suena como una traca: NO, NO, NO, ...
Haced la prueba; es duro para un hombre, va contra natura, pero los resultados son increíbles. Un día que ella tenga ganas (normalmente es después de una reunión con amigas, donde nos despellejan, hablan de sexo, hablan de trapitos y finalmente vuelven a hablar de sexo) decidle que no os apetece.
Tras el shock inicial, probablemente plantée llamar al médico, insistirá; llegados a este punto, después de haber estado hablando con sus amigas y haber fundido tu tarjeta de crédito, no sabe que puede más, si sus ganas o su sentimiento de culpa. Seguro que sus ganas, porque sentimiento de culpa, va a ser que no.
Después de insistir tres o cuatro veces, te dirá algo como, QUE SÍ, TONTITO, QUE YO SÉ QUE TÚ QUIERES. Pero si te estoy diciendo que no; ¿cuántas veces tengo que decirte que no para que entiendas que un no es un no? YA, PERO DICES QUE NO QUERIENDO DECIR QUE SÍ. O sea, que digo que no, queriendo decir que sí. EXACTAMENTE (en este punto, posiblemente te haya comenzado a mordisquear el cuello). Ah, ya lo entiendo, "no" quiere decir "sí". EXACTAMENTE (en este punto, posiblemente te haya comenzado a quitar la camisa). Entonces, cuando yo te diga que quiero hacerlo y tu me digas que no, quiere decir que sí. NO (en este punto, posiblemente te haya dejado de mordisquear el cuello y su cara haya adoptado una mueca parecida a la Duquesa de Alba; no importa, si reaccionáis rapido y lo retomáis donde estaba hace unos 10 segundos, todavía podéis salvar la noche; aunque si te esperas mucho o intentas encauzar la conversación o, peor aún, esperas a que se lo piense y te dé una respuesta razonada, lo único que conseguirás es que te dé el culo y se duerma mascullando algo ininteligible y seguramente muy ofensivo para su suegra y tu terminarás lamentando haber hecho esta prueba y, lo que es peor, otro día más de secano).
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