El viernes nos fuimos de despedida de soltero, triste consuelo para un
condenado a pasar por la vicaría.
Cervecita por aquí, cervecita por allá. Todo bastante light, la verdad,
que no queríamos desmanes, que luego pasa lo que pasa:
Mi mujer me va a prohibir ciertas compañías.
Bueno, el caso es que no recuerdo bien a qué hora rematamos la fiesta ...
Ni siquiera recuerdo cómo terminé en mi casa. Supongo que mi careto
empieza a hacerse conocido entre los taxistas (nocturnos) de Madrid.
El caso es que, como pudo, mi mujer me desnudó y me metió en la cama.
Y ahí vino la traca, porque con la que llevaba encima me dió por el hipo.
No es normal, pero a veces pasa.
Si los ronquidos son malos, el hipo es demoledor, sobre todo cuando haces
botar la cama.
Mi mujer estaba de los nervios; toda la noche de fiesta y cuando vuelvo
no la dejo dormir.
Recordó que al niño, de pequeño, cuando tenía hipo, le ataba un hilo en la
colita y dejaba de hipar.
Decidió probar conmigo. Se incorporó en la cama y vió que todavía estaba
por allí la ponsetia de la navidad, emperifollada ella, con un lazo de adorno,
así que lo cogió y me lo ató a ver si así dejaba de hipar.
Como es muy apañada mi chica, no se conformó con un nudo, sino que hizo
un muy aparente, la verdad.
Por la mañana las cervezas terminaron de hacer su efecto, así que me
levanté a la carrera para ir al baño (con un resacón de narices; ya no estoy
para estos trotes).
De camino al baño me crucé con mi mujer a la que apenas pude dar los buenos
días en mi carrera a la inexcusable reunión con el señor Roca.
Mientras me desahogaba, me preguntó que cómo había ido todo, que dónde
habíamos ido, que qué habíamos hecho.
- Ya sabes, una cerveza por aquí, otra por allá. Estuvo bien. Aunque no me
acuerdo de mucho, la verdad.
En este momento, había terminado de orinar y mis neuronas comenzaban
a hacer falsos contactos al darme cuenta del lazo.
Imaginaros un tipo desnudo delante de la taza del water con un lazo en la
punta de la minga intentando comprender como llegó eso ahí.
- Ya, pero ¿dónde fuisteis, qué hicisteis?
- No lo sé, cielo - le decía mientras mis dedos seguían enrollándose con el
lazo - No lo sé, ni tampoco sé lo que hice; pero lo que tengo claro es que
una parte de tu chico se llevó el primer premio.
¡¡¡MUY IMPORTANTE!!!
LO QUE VAS A LEER NO ES MI OPINIÓN,
ME LIMITO A TRANSCRIBIR LO QUE ALGUIEN
EN ALGÚN MOMENTO EBRIO ME CONTÓ.
SI ALGUIEN SE SIENTE ALUDIDO,
SEGURO QUE NO TIENE RAZÓN.
TODAS LAS SITUACIONES Y PERSONAS,
INCLUSO NOMBRES, SON FICTICIOS.
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