- Nos unimos a una protesta contra un gobernante nefasto, un auténtico cáncer para el país.
- Nos mantenemos al margen porque está legitimado por las urnas.
El tema es que los sindicatos, aquellos a los que el gobierno ha adjudicado a dedo
millones de euros, se ven en la obligación de mover ficha. Pero moverla sin que
parezca que lo hacen, no sea que la ciudadanía se movilice, haya un cambio y se
les acabe el chollo.
Pero se han encontrado con un problema, que no resultan convincentes. Así que los
líderes sindicales se han dedicado a pasearse por emisoras de radio y televisión, para
explicar lo inexplicable, que el actual inquilino de La Moncloa no tiene ninguna credibilidad
(por lo que debería dejar su puesto a alguien medianamente cualificado) y no pedir
su salida.
Los gritos de "Zapatero dimisión" por parte de representantes sindicales de UGT y CCOO
hace unas semanas son un soplo de aire fresco en una relación simbiótica entre sinticatos y
PSOE.
Habrá que ver mañana si los sindicatos, sus piquetes informativos, se dedican a
defender a los trabajadores, ayudando a ejercer su derecho a hacer huelga al que
así lo quiera y a trabajar a quien considere (o necesite) que es mejor seguir
trabajando. Actitudes violentas por parte de los sindicatos sólo serviran para
socavar su credibilidad.
De la patronal ni hablo. ¿Qué credibilidad tiene una organización cuyo mandamás se
ha dedicado a hundir sus empresas y dejar en la estacada a sus trabajadores?
Os lo digo yo, ninguna.
Bueno, mañana no sé si secundaré la huelga o no. Si miráis y no encontráis entrada,
no quiere decir nada, es que soy vago, no huelguista.
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