26 de febrero, 00:15.
Llegó el día.
Buenas y/o malas noticias, eso nunca se sabe: mi cuñado llegó en la tarde
de ayer. Una de las firmas está segura. Ahora todo está en las manos de
mi hermana, confío en tí: llega tarde como siempre y líbrame del castigo
divino que se cierne sobre mí.
Para una vez que necesito que cumpla, no lo hará y llegará a tiempo,
maldita suerte la mía.
Espero que el reloj que le he regalado cumpla su cometido, o sea, que llegue
tarde.
26 de febrero, 10:00.
Hace unas horas que me levaté, me he duchado, he desayunado y ahora
estoy comprobando que todo está listo para la ceremonia: los papeles ...
NO LOS ENCUENTRO ... ah, no, que se los ha llevado Isabel, los accesorios,
el reloj de imitación, que además sigue sin funcionar, un día de estos tengo
que cambiarle la pila, el abrigo, que hace frío, el chándal, ...
26 de febrero, 11:00.
Llamo a mi hermana para que no se despiste. No me coge el teléfono. Estará
fuera.
26 de febrero, 12:00.
Llamo a mi hermana para que no se despiste. No me coge el teléfono. Estará
fuera.
26 de febrero, 13:00.
Llamo a mi hermana para que no se despiste. No me coge el teléfono. Estará
fuera.
26 de febrero, 15:00.
He comido algo. Me doy cuenta de que tengo unas horas hasta la firma, así
que puedo aprovechar para ir a comprar algo.
26 de febrero, 14:00.
Llamo a mi hermana para que no se despiste. Como no me lo No me coja
ahora, una de dos, o se le ha olvidado o es que quiere hacerme un favor
muy grande.
Esta vez sí me lo coge. Todo en orden. Sólo que llegarán un poco justos.
Ya empezamos.
26 de febrero, 17:00.
Mi chica me llama (media docena de veces) para ver dónde carajo estoy
y cuándo vuelvo a casa.
He comprado una chaqueta que me vendrá muy bien con el chándal y la
corbata.
Pirula.
26 de febrero, 17:20.
Estoy afeitado y duchado. Voy a vestirme, cojo el pantalón que mi chica
me ha preparado y me doy cuenta de que no es el nuevo, sino que se ha
equivocado y me ha preparado uno viejo; el nuevo está aún secándose en
el tendedero. No me queda más remedio que ponérmelo; lo que me faltaba,
con el cague que llevo, encima parece que la próstata me ha fallado.
Nos miramos; estamos a tiempo. Pero no, salimos para el registro.
26 de febrero, 17:45.
Llegamos al registro; no están ni mis cuñados, ni mi hermana.
Cara de pánico de la registrando. Comienza a llamar a unos y a otros, que
poco pueden hacer, porque están en camino.
26 de febrero, 17:57.
Ya estamos todos.
Nos dicen en el registro que hace falta fotocopia de los DNIs de los testigos.
Algo tenía que fallar, así que carrera para hacerlas.
26 de febrero, 18:00.
Entramos. Nos piden los DNIs a todos en el control de entrada. Los pequeños
no los tienen enciama. El Guardia Civil nos mira, sopla y dice que vale, que
entremos.
Pasamos por el arco de seguridad y pita todo: citurones, botas, monedas,
relojes, tornillos, ... Sí, ¿qué pasa?, llevaba un tornillo en el bolsillo del abrigo.
Otro control. Vuelta a entregar los DNIs. En este caso sólo los implicados.
Comprueban que la documentación está bien y nos pasan a otra sala, donde
hay otra funcionaria (esta en sentido más negativo de la palabra, porque
su producción es de un papel cada media hora, el tiempo que tiene cada
pareja para entrar, firmar y hacerse unas fotos).
Nos pide otra vez los DNIs y a mí la tarjeta de crédito. Los comprueba y
los devuelve, cada DNI a su propietario y la tarjeta a mi mujer (vete
acostumbrando, tío, es lo que hay).
Mi hermana tiene la dirección del DNI mal, aún no tiene la nueva y a mi
cuñado le han cambiado el nombre de la calle. Pequeña muestra de
esperanza en mi cara; pero no, no es suficiente para anular el registro.
Lástima.
Nos da unos documentos para firmar; en la parte trasera viene la letra
pequeña. Y por si hay alguna duda, viene acompañada de dibujos explicativos
del tipo:
Me voy dando cuenta del marrón en el que me estoy metiendo.
Cuando me doy cuenta, aprovechando que la funcionaria se ha despistado
mi mujer ha firmado en su casilla y en la mía. Es lo que tiene tener una
firma tan sencilla como la mía.
Ya está hecho, la funcionaria me dice que puedo besar a la novia. Sin darme
tiempo a reaccionar, mi mujer se avalanza sobre mí y comienza ha hacerme
una amigdalitis. Continúo dándome cuenta de quién sabe quién sale ganando.
Nos hacemos unas fotos comprometedoras para mí. En ellas se ve que he
pasado por el registro de uniones de hecho. Eso puede ser utilizado en mi
contra.
A la salida, mi hermana se cuela por una escalera. Tenemos que distraer al
Guardia Civil para que no la detenga.
Salimos y mi sobrino se queda dando vueltas en la puerta giratoria.
Y sigue dando vueltas, y sigue dando vueltas, ... El Guardia Civil para la
puerta, le hace acompañarle y le pide el DNI, que sabe que no lo tiene.
Mi sobrino comienza a sudar frío; es su primer encontronazo con la benemérita
y nota el peso de la autoridad.
Se esconde tras su madre y el Guardia Civil le dice que no se parapete tras su
madre, que dé la cara. El pequeño la da. Y al tiempo casi comienza a hacer
pucheros. Es que el verde impone mucho.
26 de febrero, 18:30.
Seguimos haciéndonos fotos en la calle. Es difícil cuando por la centenaria
Gran Vía pasa gente contínuamente.
Además es complicado salir medianamente bien, cuando los fotógrafos
se empeñan en cortarte la cabeza o cortarte los pies.
Es crítica constructiva, chicos.