De alegrías o no tanto.
Los pájaros han vuelto al nido madrileño.
Y mira que tenía la esperanza de que se quedasen. Si no por propia voluntad,
al menos que perdiesen el vuelo.
Que sepáis que las apuestas han estado apretadas. Apretadas porque todos
apostamos a que o no cogían el vuelo, o cogían el vuelo equivocado, o perdían
el equipaje, o no llegaban a París, o no llegaban al apartamento, o no sabían
volver al apartamento, o no llegaban a Disneyland, o llegaban tarde, o llegaban
muy tarde, o llegaban a la hora de cerrar, ...
En fin, parece que no ha habido ganador de la porra. Es lo que tiene apostar
todos a lo mismo.
Bueno, el caso es que se lo han pasado muy bien, que les han clavado con el
agua (mucho, no preguntéis), que los niños han visto lo útil de los idiomas, ...
Ahora amenazan con otro viaje.
¡¡¡ Jueguen, señores, se admiten apuestas !!!!
Yo apuesto porque esta vez o no cogen el vuelo, o cogen el vuelo equivocado,
o pierden el equipaje, o no llegan al destino, ...
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