Hace unos días me decía un amigo:
- La mejor profesión es la de profesor. ¡¡¡Tres meses de vacaciones!!!
¿Perdona? ¿Tres meses de vacaciones? ¿Dónde? ¿Cuándo?
Yo soy profesor, estamos a 23 de julio y aún no he terminado. El 26 de julio tengo un tribunal de proyecto fin de carrera. Y en agosto tengo que preparar los exámenes de septiembre. Y en septiembre tengo que hacer los exámenes de septiembre, corregirlos y empezar el nuevo curso.
¿Tres meses de vacaciones?
La mayoría de vosotros, cuando apagáis el ordenador del despacho se acaba vuestra jornada laboral. Cuando un profesor sale del colegio, continúa corrigiendo trabajos y exámenes en casa, preparando clases, formándose, ...
Pero es cómodo tener esa idea de que el profesor es un vago redomao. Y a eso contribuye nuestra presidenta. Triste, muy triste. Triste que las personas que tienen que asegurar que vuestros hijos estén bien formados sean tema de burla y descrédito contínuo.
Es difícil asumir que nuestro ombligo no es el centro del universo y que se está masacrando a quienes tienen una posición clave en el reflote de este país:
No lo dudéis, vuestro futuro depende de los profesores de vuestros hijos, de los profesores de vuestros hijos ahora. En unos meses / años, ya no habrá solución, estaréis (estaremos) jodidos.
Aunque también reconozco que es cómodo estigmatizar al otro y echarle la culpa de todo:
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