Llevamos 8 días de huelga de limpieza en Madrid y esto parece una zona arrasada por una catástrofe natural.
Vale, de acuerdo, un poco exagerado y nada comparable con el tifón que ha sufrido Filipinas o el que en su momento sufrió Haití.
Cambio la comparación.
¿Alguno de vosotros ha estado en Nápoles?
Nápoles tiene problemas encadenados y la raiz de todos ellos es la camorra. La camorra lo controla todo hasta tal punto que ni la basura se libra. ¿Y qué interés puede tener la basura? Pues que en una Europa preocupada por el medio ambiente, quien controla dónde, cómo y, sobre todo, a qué precio se libran las empresas de sus residuos es quien tiene la sartén por el mango.
¿Y qué tiene esto que ver con Madrid?
Poco. Por no decir nada.
En España no hay grupos violentos (lo de los concejales y alcaldes del PP de Andalucía detrás de su presidenta fue algo muy civilizado. Y viceversa; que cada cual aguante su vela. También quiero destacar que el que los trabajadores que cumplen con los servicios mínimos, o que trabajan porque no están de acuerdo con la huelga, vayan acompañados, que no escoldados, por la policía municipal, es por si en algún momento se sienten solos poder echar una cascaílla con alguien).
En España no hay grupos económicos de presión (lo de que se hayan vaciado las arcas del Estado para rescatar a unas empresas, bancos en su mayoría, pésimamente gestionados, por no decir delictivamente gestionados, es algo lógico. Los sindicatos tampoco son un grupo económico de presión; en este país no existen piquetes violentos).
En España se respeta el medio ambiente (la ley de costas, el bloqueo de las renovables, etc, etc, etc son claríiiisimos ejemplos).
En España no hay basura (lo de poner a dedo una alcadesa de deshecho en el ayuntamiento de la capital es reciclar).
Cómo estará la cosa que hasta Bruselas tacha de basura el recorte en las Erasmus anunciado por Wert.
Basura, basura, basura.
Basura, basura, basura.
En fin, estamos mal y estaremos peor.
Y lo triste es que ya no puedo deciros que la solución está en vuestras manos a la hora de votar. No lo está. Vamos de cabeza al precipicio.
Que no, que es coña, que sí que tiene solución. De la misma manera que de la crisis se puede sacar la conclusión positiva de vivir de acuerdo a nuestras posibilidades (no necesitamos más; movimiento slow), de esta huelga de basura debemos sacar la conclusión de no generar residuos por encima de nuestras posibilidades y no tirarlos en la primera papelera que nos encontremos, sino esperar a llegar a casa y ponerlo a reciclar.
Sigo viendo la botella española medio llena (y laBotella napolitana medio vacía).
Recordad, dentro de unos meses habrá elecciones. No os traicionéis a vosotros mismos por odios o complejos.
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