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  • 27 noviembre 2006

    061127 de ingenieros y no tanto

    Este fin de semana me han llovido críticas por mi último artículo sobre informáticos. Eso está bien, quiere decir que alguien lee, aunque sean chorraditas como éstas; es más, alguien me lee, lo que demuestra que la gente está más ávida de lectura de lo que se pensaba.

    Bueno, que me han llovido críticas porque los informáticos también tiene su corazoncito. Eso me alegra, demuestran que tienen algo más que bytes circulando por sus venas. Dicen que ellos son también Ingenieros. Vale, seguid soñando, pobrecillos; no me habéis convencido y sigo sosteniendo mi tesis de que los Ingenieros son sólo los Industriales; el resto de mal llamadas ingenierías son realmente FPs avanzadas. No les quito merito, no señor, pero se quedan en Formación Profesional III como mucho.

    Y es que un ingeniero es aquel que utiliza el ingenio para resolver problemas, no para crearlos. Y si no, pongamos un pequeño ejemplo; Bill Gates, para no ir más lejos. A ver quién había oído hablar de stress hace 50 años, nadie. Había problemas, sí, pero eran de otro tipo, no existía stress. Que trabajar en el campo era duro: venía un ingeniero e inventaba el tractor. Que en las casas la velada era aburrida con esas noches de invierno tan largas: venía un ingeniero e inventaba la televisión. Que tu mujer te ponía la cabeza como un bombo porque no le cumplías: venía un ingeniero y se la cepillaba. Vamos, que la vida era mucho más sencilla. Mucho más sencilla hasta que llegó Gates, Guillermito Puertas para los amigos.

    La jornada en la fábrica era cómoda hasta que llegó un tipo que se apellida Puertas e inventa Ventanas; me recuerda al Pocero que hace Rascacielos. A partir de ahí, una nueva especie intenta imponer su hegemonía sobre la tierra: los informáticos. Que el programa de facturación no funciona: viene el informático a parchearlo (que no a solucionarlo). Que el programa de gestión de la máquina no funciona: viene el informático a parchearlo (nada de solucionarlo). Que el water se atasca: viene el informático a hacer acto de presencia y así el jefe de contabilidad se tranquiliza y se le corta la diarrea (tampoco lo soluciona, porque la que lo desatasca es la mujer de la limpieza).

    Cuando los Ingenieros (Industriales, claro) vieron el caos en el que estaba sumido el mundo, se reunieron y decidieron contraatacar para devolver el mundo a su orden lógico, y lo hicieron utilizando sus mismas armas: estudiando informática. Tras árduas y encarnizadas batallas, consiguieron resolver Enigma Windows y hacer más fácil la vida de los mortales, no con parches, sino con verdaderas soluciones y aplicaciones prácticas.

    Pero el Dr Gates y sus secuaces decidieron no aceptar quedarse relegados a un segundo plano y salieron de su cueva e inventaron el XP (ése ha sido un golpe bajo, lo sé).

    Lo ingenieros siguen luchando contra las fuerzas del mal y sus temidas armas; es una lucha dura, pero el mundo tiene esperanza porque sabe que sus héroes siguen ahí.

    En fin, que por mucho que lo diga un papel un FP informático nunca será Ingeniero, al igual que no es concebible un ingeniero forestal (¿qué coño tiene que ver plantar un pino con una ingeniería? Eso tiene que ver más con lo que lograron los informáticos con el XP, una cagada), o uno de obras públicas, sólo hay que ir por la A2 para ver que es difícil hacer peor una carretera, o uno de teleco, que donde había una solución, la comunicación, crearon un problema, el riesgo de cancer. De los aeronáuticos no digo nada, porque todavía no sé para qué sirven; cuando conozca a uno que no trabaje en una fábrica de tractores o en instalación de calderas os lo diré.

    Deberían copiar de los arquitectos, que conocen lo cortitos que son y sus limitaciones y no osan decir que son Ingenieros; sencillamente los contratan para resolver los problemas de insonorización e instalaciones que tienen sus desastrosas ideas.

    Los únicos que están contentos con los informáticos son los funcionarios, mira por donde; antes daba mala imagen ir a un edificio de la administración y que te atendiese una persona que tenía los naipes regados por la mesa. Ahora eso no pasa porque ves la parte trasera del monitor (una solución inventada por un Ingeniero, todo sea dicho de paso) y así no ves que está jugando un solitario. Informáticos, santos benefactores de funcionariado en general.

    En conclusión: Ingeniero es el que aplica el ingenio para resolver problemas. No confundir Ingeniero con ingenioso; mi padre es ingenioso, pero muchas veces es más un problema en sí mismo que una solución. Por eso, voy a escribir una carta al Ministerio de Educación proponiendo el cambio de titulación por algo más adecuado: Ingenioso informático, Ingenioso aeronáutico, … Conforme está la educación en este país, con cambios en el sistema cada 6 meses y siempre para peor, ésta podría ser una moción no tan descabellada como las ahora vigentes.

    24 noviembre 2006

    061124 de informáticos

    Cuando empecé a trabajar en mi anterior empresa, uno de los primeros días una máquina no funcionaba correctamente, por lo que tuve que ir a ver qué le pasaba. Bah, poco podía ser; además, yo era el nuevo, así que no iban a cargar sobre mí que la máquina no funcionase. Era una máquina de limpieza de cereal y me dieron un variador de frecuencia que nos habían mandado de nuestros talleres en Alemania para regular la velocidad.

    Hasta ahí todo correcto. El problema empezó cuando en planta hubo que conectar el cacharro en cuestión; no tenía cables y hubo que hacer un apaño con material sobrante que había por la fábrica. Cuando le dimos tensión, aquello no hacía nada; se encendía una lucecilla, pero poco más. Fui probando con los distintos botones y lo único que conseguí fue un corro de operarios a mi alrededor dictaminando: “Tienes que apretar el botón rojo”, “Tienes que apretar el botón azul”, Tienes que girar la ruleta”, …

    Después de unas improductivas horas decidí llamar a Alemania. Me dijeron que funcionaba perfectamente cuando salió de allí; después de hablar con varias personas (si es que se puede llamar hablar a lo que hago con ese idioma de bárbaros), conseguí que localizaran a la última persona que estuvo trabajando con el artilugio, un informático. “Ah, sí, el viejo variador de frecuencia. Sí, ya recuerdo. Funcionaba bien, sí. Lo único es que para ponerlo en marcha tienes que quitarle la cubierta, desmontar una pequeña placa que hay debajo de la pantalla, aflojar el tornillo de la derecha y, cuando le das corriente, volver a apretarlo antes de girar la ruleta de la frecuencia, porque si no, se bloquea y entonces hay que desmontar la batería de la parte trasera y darle unos golpecitos”.
    Vale, la cara de pócker que tuve que poner tuvo que ser suficientemente expresiva como para que mi compañero se echase a temblar. A ver cómo explico yo que con mi poco alemán tengo que hacer esa serie de rutinas que apenas sé cómo se dicen en castellano, y que si me he equivocado y echa a arder, a ver con qué cara le digo a mi jefe que es eso exactamente lo que entendí. Con más miedo que vergüenza comencé la secuencia. Y curiosamente funcionó. Todavía está el viejo variador de frecuencia por la oficina, aunque dudo que si alguien lo necesita sea capaz de ponerlo en marcha.

    He recordado la anécdota porque en mi nueva empresa heredé un cascajo de ordenador que esta semana ha reventado; el informático ha reinstalado programas y lo ha dejado como nuevo, sin salida para altavoces, pero funcionando.
    Bueno, funcionaba parcialmente, porque aunque me salía el icono de Word, cuando intentaba abrir algún fichero en ese formato, daba un pantallazo y se cerraba el ordenador completo. Me eché a temblar cuando pasó; el informático se acababa de ir y allí estaba yo ante la bestia. Probé varias cosas, incluso lo de apagar y volver a encender que siempre funciona, y nada, seguía igual. Ya decidí llamarlo y, tras pensarlo unos segundos, me dijo de una tacada: “Ah, claro, es que te he instalado el Word 2003 y el Project 2000, entonces, claro, no funciona. Lo que tienes que hacer es abrir Word, entrar en Herramientas, ir a Opciones, deshabilitar Revisar ortografía mientras escribe y así ya funciona. Pero, claro, no cierres el primer documento en blanco con el que abras Word, porque si no, no te deja guardar cambios del resto de archivos”.

    Vuelta a poner cara de pócker. ¿Me está tomando el pelo o simplemente se está descojonando de mí?

    El caso es que funciona.
    Y digo yo, ¿cómo cojones llega alguien a la conclusión de que teniendo un programa con versión del 2003 y otro distinto con versión del 2000, si deshabilitas una opción de uno, funcionan los dos? ¿O cómo descubre uno que accediendo a un tornillo inaccesible, un variador de frecuencia funciona?

    No es la primera vez que me pasa algo parecido, por eso nunca entenderé a los informáticos. Los ingenieros somos más sencillos: botón de marcha, botón de paro, y si hace algo raro es porque hay que cambiar la máquina por una nueva y así hacer caja; no nos buscamos cosas del tipo "enciende la luz del pasillo de al lado, mientras abres el grifo del baño y cierras la ventana con el pie" para que funcione una máquina.
    ¡¡¡Informáticos!!!

    Es que me recuerda a los anuncios del DACIA LOGAN; cortas-largas, cortas-largas, se abre-se cierra, se abre-se cierra; increíble, ¿no? Supongo que el tío es un informático que no acierta a entender que con sólo un pequeño movimiento algo funciona y la mujer es una ingeniera, porque aparte de la cara de marimacho que tiene, lo mira como preguntándose: “¿pero qué coño hago yo casada con un personajillo como éste? ¿Qué hice en otra vida para merecer este castigo?”.

    13 noviembre 2006

    061113 de timos y timados

    Este fin de semana me he visto envuelto en varios de lo que a mi entender han sido timos; mejor dicho, los he sufrido. No sé si jurídicamente es el término correcto, pero como en mi fuero interno me siento timado, por eso los he llamado así.

    De por mí, soy ingenuo, por lo que con el tiempo he aprendido a estar expectante ante posibles encerronas; aún así, no puedo evitar caer en algunas.

    La primera fue el sábado; mi madre necesitaba ir a la peluquería a cortarse su menguado pelo y la acompañé. Para que no tuviera que dejar abandonada su cartera en la chaqueta, la dejó en casa y dije que ya llevaba yo dinero. Mi mujer, sabiendo lo desastre que soy, me dijo que si estaba seguro, porque sabe que soy de los que piensa que más de 5 euros por cortar el pelo es mucho. Pero sí, lo estaba; soy consciente de las cantidades ingentes que se gastan las mujeres en peluquería, salones de belleza y demás, por eso llevaba 20 euros.

    Cuando llegamos a la Guiseppe Galli en cuestión, nos atendió una chica en la puerta e inmediatamente mi madre estaba sentada entre un gigantesco espejo y un mulato que me miraba más a mí que a su pelo. Le pregunté que cuánto iban a tardar y me dijo que una media hora, por lo que aproveché para volver a casa y tender la ropa de la lavadora. Al volver, mi madre ya me estaba esperando, al igual que la chica que iba a cobrarnos. 19,40 euros. Tuve la sensación de no haber oído bien, como cuando estás en el extranjero y dudas si te han dicho 9 o 19. Pero sí, me confirmó que por lo que le habían hecho cobraban 19,40 euros, y eso que se acababa de duchar y no necesitó que le lavasen el pelo.

    Reconozco mi ignorancia en estos temas, incluso habrá quien me pida la dirección porque lo considere barato, pero para mí era un precio desorbitado, y para mi madre, que había estado allí hacía unos meses y que le habían cobrado menos, debió ser antes de la subida de precios, y para mi mujer, que cuando se lo dije me miró con cara de “ya te l’han colao, macho”. Pero no, era así; había lista de precios en la pared e increiblemente para mí, esos eran los sablazos a aplicar.

    La segunda fue el domingo; una amiga propuso ir a la feria del SIMO en Madrid y nos pareció bien aprovechar la mañana viendo ordenadores y chorraditas informáticas. Llevo yendo años al SIMO y edición tras edición pierde calidad e interés, convirtiéndose en un certamen del todo a cien. 10 euros por la entrada a un salón que sólo teníamos la mañana para visitarlo, al que llegamos 1 hora tarde porque la promotora de la quedada se durmió y del que salimos 1 hora antes de que cerrasen porque era un bodrio.

    Y digo yo, 40 euros / hora no los cobro yo todos los días, pero sí que te los cobra un peluquero y la gente los paga tan a gusto, igual miles de personas pagan 10 euros por asistir a una feria que ha ido derivando en show de go-gos y mercadillo de chinos, sin dejar fuera los 3 euros que te cobran por una cerveza y los entre 10, 15 o incluso 20 por una copa en un tugurio de mala muerte. ¿Y nos quejamos de lo cara que está la vida y lo bajos que están los salarios?; la vida está cara, sí, pero los salarios no deben estar tan bajos, sólo hay que darse una vuelta por la ciudad. ¿Y nos quejamos de la inmigración?; pero cómo no van a arriesgar su vida en un cayuco cuando ven que nos gastamos en que nos corten el pelo lo que su familia tiene para sobrevivir un mes.

    03 noviembre 2006

    061103 de respuestas previsibles

    Hace unos años mi mujer tuvo una desagradable experiencia cuando le rompieron la ventanilla de coche para robarle el radio-cassette, un impresionante artilugio que cuando menos te lo esperabas se tragaba la cinta y la escupía a trocitos, un sacrilegio tratándose de The very best of King África o Mojinos Escocíos. Lo desagradable no fue que forzasen y violasen la propiedad particular, lo realmente irritante fue que pasó noches en vela hasta que finalmente los del seguro le arreglaron el cristal los del seguro.

    Por fin, después de años con un cascajo de coche, para colmo sin radio-cassette, que nunca lo repuso, el mes pasado decidió comprarse un flamante BMW.
    Cuando lo pidió dijo claramente que lo quería sin reproductor de CDs, que había escarmentado. No es lo normal, por eso tardaron 2 semanas más de lo habitual en dárselo, pero allí estaba ese precioso coche, todo nuevo, aparcado en el garaje. Para evitar tentaciones, se fue al ordenador e imprimió con grandes letras un cartel que decía ESTE COCHE NO TIENE REPRODUCTOR DE CDs, y cuando el coche tenía que salir del garaje de casa se lo ponía en el salpicadero.
    Cuando ayer fue al aparcamiento tras terminar el trabajo, en su plaza de garaje se encontró el cartel en el suelo, en cuyo reverso habían escrito: NO TE PREOCUPES, EL REPRODUCTOR YA SE LO PONEMOS NOSOTROS; GRACIAS POR EL COCHE.
    Durante unos segundos, no supo si reír o llorar.