Hace unos años mi mujer tuvo una desagradable experiencia cuando le rompieron la ventanilla de coche para robarle el radio-cassette, un impresionante artilugio que cuando menos te lo esperabas se tragaba la cinta y la escupía a trocitos, un sacrilegio tratándose de The very best of King África o Mojinos Escocíos. Lo desagradable no fue que forzasen y violasen la propiedad particular, lo realmente irritante fue que pasó noches en vela hasta que finalmente los del seguro le arreglaron el cristal los del seguro.
Por fin, después de años con un cascajo de coche, para colmo sin radio-cassette, que nunca lo repuso, el mes pasado decidió comprarse un flamante BMW.
Cuando lo pidió dijo claramente que lo quería sin reproductor de CDs, que había escarmentado. No es lo normal, por eso tardaron 2 semanas más de lo habitual en dárselo, pero allí estaba ese precioso coche, todo nuevo, aparcado en el garaje. Para evitar tentaciones, se fue al ordenador e imprimió con grandes letras un cartel que decía ESTE COCHE NO TIENE REPRODUCTOR DE CDs, y cuando el coche tenía que salir del garaje de casa se lo ponía en el salpicadero.
Cuando ayer fue al aparcamiento tras terminar el trabajo, en su plaza de garaje se encontró el cartel en el suelo, en cuyo reverso habían escrito: NO TE PREOCUPES, EL REPRODUCTOR YA SE LO PONEMOS NOSOTROS; GRACIAS POR EL COCHE.
Durante unos segundos, no supo si reír o llorar.
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