Cuando empecé a trabajar en mi anterior empresa, uno de los primeros días una máquina no funcionaba correctamente, por lo que tuve que ir a ver qué le pasaba. Bah, poco podía ser; además, yo era el nuevo, así que no iban a cargar sobre mí que la máquina no funcionase. Era una máquina de limpieza de cereal y me dieron un variador de frecuencia que nos habían mandado de nuestros talleres en Alemania para regular la velocidad.
Hasta ahí todo correcto. El problema empezó cuando en planta hubo que conectar el cacharro en cuestión; no tenía cables y hubo que hacer un apaño con material sobrante que había por la fábrica. Cuando le dimos tensión, aquello no hacía nada; se encendía una lucecilla, pero poco más. Fui probando con los distintos botones y lo único que conseguí fue un corro de operarios a mi alrededor dictaminando: “Tienes que apretar el botón rojo”, “Tienes que apretar el botón azul”, Tienes que girar la ruleta”, …
Después de unas improductivas horas decidí llamar a Alemania. Me dijeron que funcionaba perfectamente cuando salió de allí; después de hablar con varias personas (si es que se puede llamar hablar a lo que hago con ese idioma de bárbaros), conseguí que localizaran a la última persona que estuvo trabajando con el artilugio, un informático. “Ah, sí, el viejo variador de frecuencia. Sí, ya recuerdo. Funcionaba bien, sí. Lo único es que para ponerlo en marcha tienes que quitarle la cubierta, desmontar una pequeña placa que hay debajo de la pantalla, aflojar el tornillo de la derecha y, cuando le das corriente, volver a apretarlo antes de girar la ruleta de la frecuencia, porque si no, se bloquea y entonces hay que desmontar la batería de la parte trasera y darle unos golpecitos”.
Vale, la cara de pócker que tuve que poner tuvo que ser suficientemente expresiva como para que mi compañero se echase a temblar. A ver cómo explico yo que con mi poco alemán tengo que hacer esa serie de rutinas que apenas sé cómo se dicen en castellano, y que si me he equivocado y echa a arder, a ver con qué cara le digo a mi jefe que es eso exactamente lo que entendí. Con más miedo que vergüenza comencé la secuencia. Y curiosamente funcionó. Todavía está el viejo variador de frecuencia por la oficina, aunque dudo que si alguien lo necesita sea capaz de ponerlo en marcha.
He recordado la anécdota porque en mi nueva empresa heredé un cascajo de ordenador que esta semana ha reventado; el informático ha reinstalado programas y lo ha dejado como nuevo, sin salida para altavoces, pero funcionando.
Bueno, funcionaba parcialmente, porque aunque me salía el icono de Word, cuando intentaba abrir algún fichero en ese formato, daba un pantallazo y se cerraba el ordenador completo. Me eché a temblar cuando pasó; el informático se acababa de ir y allí estaba yo ante la bestia. Probé varias cosas, incluso lo de apagar y volver a encender que siempre funciona, y nada, seguía igual. Ya decidí llamarlo y, tras pensarlo unos segundos, me dijo de una tacada: “Ah, claro, es que te he instalado el Word 2003 y el Project 2000, entonces, claro, no funciona. Lo que tienes que hacer es abrir Word, entrar en Herramientas, ir a Opciones, deshabilitar Revisar ortografía mientras escribe y así ya funciona. Pero, claro, no cierres el primer documento en blanco con el que abras Word, porque si no, no te deja guardar cambios del resto de archivos”.
Vuelta a poner cara de pócker. ¿Me está tomando el pelo o simplemente se está descojonando de mí?
El caso es que funciona.
Y digo yo, ¿cómo cojones llega alguien a la conclusión de que teniendo un programa con versión del 2003 y otro distinto con versión del 2000, si deshabilitas una opción de uno, funcionan los dos? ¿O cómo descubre uno que accediendo a un tornillo inaccesible, un variador de frecuencia funciona?
No es la primera vez que me pasa algo parecido, por eso nunca entenderé a los informáticos. Los ingenieros somos más sencillos: botón de marcha, botón de paro, y si hace algo raro es porque hay que cambiar la máquina por una nueva y así hacer caja; no nos buscamos cosas del tipo "enciende la luz del pasillo de al lado, mientras abres el grifo del baño y cierras la ventana con el pie" para que funcione una máquina.
¡¡¡Informáticos!!!
Es que me recuerda a los anuncios del DACIA LOGAN; cortas-largas, cortas-largas, se abre-se cierra, se abre-se cierra; increíble, ¿no? Supongo que el tío es un informático que no acierta a entender que con sólo un pequeño movimiento algo funciona y la mujer es una ingeniera, porque aparte de la cara de marimacho que tiene, lo mira como preguntándose: “¿pero qué coño hago yo casada con un personajillo como éste? ¿Qué hice en otra vida para merecer este castigo?”.
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