¿Por qué tienen que volver las tragedias en estos días revueltos?
ETA puso otra bomba. Contra la Casa del Pueblo de Lazkao. Contra nadie y contra todos.
La bomba no sólo causo destrozos en dicha Casa del Pueblo, sino en las viviendas y coches de alrededor.
Afortunadamente para nosotros, no nos pilló a ninguno.
Sí pilló a la casa de un vasco que, mazo en mano, se tomó la justicia por su mano y destrozó un bareto de los terroristas.
Esta mañana en la radio había quien lo justificaba, quien lo ponía como héroe, quien pedía una estatua para él.
Evidentemente te cansas de estar pisado. Pero hay una manera de acabar con esto. En unos días hay elecciones en el País Vasco. Los terroristas no pueden presentar listas esta vez, alabado sea Dios. Pero mientras no nos demos cuenta de que con nuestro silencio los ayudamos a seguir matando, todo seguirá igual.
Los votos nos harán fuertes. Más fuertes que las mazas.
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