Dalilah fue la primera víctima de la gripe A en España.
Dos semanas después ha muerto su hijo. Justo antes de morir, la mujer fue sometida a una
cesarea para salvar a su bebé. Se le salvó, preo un par de semanas después una enfermera
confundió el alimento y le inyectó en vena un compuesto que debía ser administrado por sonda
nasogástrica.
Inmediátamente salío el gerente del Hospital reconociendo el fallo humano.
Ahora sale el presidente del consejo de enfermería diciendo que no ha sido el primer caso.
Vamos, casi que esto es relativamente normal.
La enfermera está con una fuerte depresión.
Lo único cierto es que Rayán (o Rayan, o Ryan) está ya en Marruecos para ser enterrado junto
con su madre.
Si yo me equivoco escribiendo, ya se encargará Paquí de echarme la bronca por la falta de
ortografía. No pasa de ahí.
Los responsables sanitarios no pueden excusarse en que un fallo lo tiene cualquiera.
La enfermera era una recién llegada a neonatología, se quedó sola y no dudó en inyectar un
producto que tiene unos resultados mortales. No digo que lo hiciera a drede, sino que debería
saber lo peligroso que es equivocarse con estos productos y, ante la duda, preguntar. Si no lo
sabía, malo, si lo sabía y aún así no lo confirmó, peor. ¿Y si en lugar de alimentar a uno hubiera inyectado a 10?
La responsable del departamento se fue a atender una urgencia, dejando sola a una recién
llegada. Un responsable no puede abandonar su puesto, por muy urgente que sea la llamada (con
limitaciones, claro); para eso debe haber otros responsables. ¿Y si en lugar de alimentar a uno
hubiera inyectado a 20?
El gerente del Hospital Gregorio Marañón no puede consentir un centro en el que los
responsables tienen que abandonar sus puestos porque no hay personal suficiente en otros
puntos. El es responsable de todos y cada uno de los pacientes. ¿Y si en lugar de alimentar a uno
hubiera inyectado a 30?
El Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid debe responsabilizarse de que los centros a
su cargo tengan financiación suficiente para que profesionalmente no se puedan cometan estos
errores y que si se comentes que técnicamente el mortal producto no llegue por la vía equivocada
al paciente. Con unos euros esta tragedia se hubiera evitado. ¿Y si en lugar de alimentar a uno
hubiera inyectado a 40?
La Presidenta de la Comunidad de Madrid no puede reclamar al Gobierno de España más
financiación y luego abandonar la sanidad. Ya lo vimos con los últimos nuevos hospitales, que se
inauguraron deprisa y corriendo antes de que estuvieran acabados porque había elecciones y
luego no se ponían en marcha; son hospitales fantasma por los que los madrileños estamos
pagando una pasta de nuestros impuestos. ¿Y si en lugar de alimentar a uno hubiera inyectado a
50?
El Presidente del Gobierno de España debe tomar las riendas, dedicar el dinero de los
presupuestos a las tareas importantes, aumentar las plazas universitarias para nuevos
sanitarios, abrir el grifo de los MIR y evitar la sangría de sanitarios que tenemos, que estudian
aquí pero ejercen en Inglaterra, donde las condiciones son mucho más ventajosas para ellos. ¿Y si
en lugar de alimentar a uno hubiera inyectado a 100?
1, 10, 20, 30, 40, 50, 100, ... Todo es una cuestión del tiempo que esta chica se hubiese quedado
sola y el hambre que tuvieran los niños.
100 ataudes blancos, ¿por qué no? ¿Quién se lo hubiera evitado?
Señora enfermera, señora responsable del departamento de neonatología, señor gerente del
Hospital Gregorio Marañón, señor Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, señora
Presidenta de la Comunidad de Madrid, señor Presidente del Gobierno de España, todos ustedes
son responsables de esta muerte. Cada uno en su medida, claro. Si son capaces de dormir
tranquilos, sin ningún remordimiento, poco podremos esperar de ustedes.
Y si la ciudadanía no toma medidas en las próximas elecciones, seremos responsables de su
negligencia.
Las urnas dictan sentencia y tenemos lo que nos merecemos.
Dos semanas después ha muerto su hijo. Justo antes de morir, la mujer fue sometida a una
cesarea para salvar a su bebé. Se le salvó, preo un par de semanas después una enfermera
confundió el alimento y le inyectó en vena un compuesto que debía ser administrado por sonda
nasogástrica.
Inmediátamente salío el gerente del Hospital reconociendo el fallo humano.
Ahora sale el presidente del consejo de enfermería diciendo que no ha sido el primer caso.
Vamos, casi que esto es relativamente normal.
La enfermera está con una fuerte depresión.
Lo único cierto es que Rayán (o Rayan, o Ryan) está ya en Marruecos para ser enterrado junto
con su madre.
Si yo me equivoco escribiendo, ya se encargará Paquí de echarme la bronca por la falta de
ortografía. No pasa de ahí.
Los responsables sanitarios no pueden excusarse en que un fallo lo tiene cualquiera.
La enfermera era una recién llegada a neonatología, se quedó sola y no dudó en inyectar un
producto que tiene unos resultados mortales. No digo que lo hiciera a drede, sino que debería
saber lo peligroso que es equivocarse con estos productos y, ante la duda, preguntar. Si no lo
sabía, malo, si lo sabía y aún así no lo confirmó, peor. ¿Y si en lugar de alimentar a uno hubiera inyectado a 10?
La responsable del departamento se fue a atender una urgencia, dejando sola a una recién
llegada. Un responsable no puede abandonar su puesto, por muy urgente que sea la llamada (con
limitaciones, claro); para eso debe haber otros responsables. ¿Y si en lugar de alimentar a uno
hubiera inyectado a 20?
El gerente del Hospital Gregorio Marañón no puede consentir un centro en el que los
responsables tienen que abandonar sus puestos porque no hay personal suficiente en otros
puntos. El es responsable de todos y cada uno de los pacientes. ¿Y si en lugar de alimentar a uno
hubiera inyectado a 30?
El Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid debe responsabilizarse de que los centros a
su cargo tengan financiación suficiente para que profesionalmente no se puedan cometan estos
errores y que si se comentes que técnicamente el mortal producto no llegue por la vía equivocada
al paciente. Con unos euros esta tragedia se hubiera evitado. ¿Y si en lugar de alimentar a uno
hubiera inyectado a 40?
La Presidenta de la Comunidad de Madrid no puede reclamar al Gobierno de España más
financiación y luego abandonar la sanidad. Ya lo vimos con los últimos nuevos hospitales, que se
inauguraron deprisa y corriendo antes de que estuvieran acabados porque había elecciones y
luego no se ponían en marcha; son hospitales fantasma por los que los madrileños estamos
pagando una pasta de nuestros impuestos. ¿Y si en lugar de alimentar a uno hubiera inyectado a
50?
El Presidente del Gobierno de España debe tomar las riendas, dedicar el dinero de los
presupuestos a las tareas importantes, aumentar las plazas universitarias para nuevos
sanitarios, abrir el grifo de los MIR y evitar la sangría de sanitarios que tenemos, que estudian
aquí pero ejercen en Inglaterra, donde las condiciones son mucho más ventajosas para ellos. ¿Y si
en lugar de alimentar a uno hubiera inyectado a 100?
1, 10, 20, 30, 40, 50, 100, ... Todo es una cuestión del tiempo que esta chica se hubiese quedado
sola y el hambre que tuvieran los niños.
100 ataudes blancos, ¿por qué no? ¿Quién se lo hubiera evitado?
Señora enfermera, señora responsable del departamento de neonatología, señor gerente del
Hospital Gregorio Marañón, señor Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, señora
Presidenta de la Comunidad de Madrid, señor Presidente del Gobierno de España, todos ustedes
son responsables de esta muerte. Cada uno en su medida, claro. Si son capaces de dormir
tranquilos, sin ningún remordimiento, poco podremos esperar de ustedes.
Y si la ciudadanía no toma medidas en las próximas elecciones, seremos responsables de su
negligencia.
Las urnas dictan sentencia y tenemos lo que nos merecemos.
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