Hace unos meses leí una noticia de un directivo que arruinó una compañía aerea australiana en unos meses.
La noticia iba más allá. El directivo pasó de repartidor de mensajería, donde conoció al dueño de la compañía aerea, a director de dicha compañía en cuestión de meses. Más o menos lo mismo que tardó en tomar decisiones calamitosas.
El puesto le venía grande. Muy grande.
Esto, que puede ser anecdótico y lejano, a veces nos toca más de cerca. Seguimos a vueltas con la crisis.
¿Alguien recuerda alguna nota de aviso emitida por el Fondo Monetario Internacional sobre la crisis inmobiliaria cuyos nubarrones nos amenazaban entre 2004 y 2007?
¿Alguien recuerda quién era el director gerente del FMI entre 7 de junio 2004 y el 31 de octubre 2007, período en el que explotó la burbuja inmobiliaria?
¿Alguien recuerda qué méritos tenía dicho director para llegar a este puesto?
¿Alguien recuerda qué fue de él después de salir del FMI?
¿Alguien recuerda quién entró como presidente de Cajamadrid (ahora Bankia) en enero de 2010?
Ahora los grandes bancos, los que lo han hecho bien, se niegan a la creación de un banco malo, un banco que se quede con los activos inmobiliarios tóxicos de la banca. ¿Y por qué? ¿No sería esto positivo para ellos? ¿No se quitarían de encima activos de dudoso cobro? No, si has hecho los deberes, si has trabajado bien, no te interesa que la competencia se libere de lastre (además de verse obligados a poner dinero para sanear a la competencia).
¿No estaremos antes un caso parecido al de la compañía aérea australiana?
En fútbol, cuando un equipo ficha a un jugador con muy altas expectativas que luego resulta malísimo se llama bacalá. El australiano era una bacalá.
¿Estamos ante una bacalá madrileña?
La Virgen, ¡qué tropa!
La noticia iba más allá. El directivo pasó de repartidor de mensajería, donde conoció al dueño de la compañía aerea, a director de dicha compañía en cuestión de meses. Más o menos lo mismo que tardó en tomar decisiones calamitosas.
El puesto le venía grande. Muy grande.
Esto, que puede ser anecdótico y lejano, a veces nos toca más de cerca. Seguimos a vueltas con la crisis.
¿Alguien recuerda alguna nota de aviso emitida por el Fondo Monetario Internacional sobre la crisis inmobiliaria cuyos nubarrones nos amenazaban entre 2004 y 2007?
¿Alguien recuerda quién era el director gerente del FMI entre 7 de junio 2004 y el 31 de octubre 2007, período en el que explotó la burbuja inmobiliaria?
¿Alguien recuerda qué méritos tenía dicho director para llegar a este puesto?
¿Alguien recuerda qué fue de él después de salir del FMI?
¿Alguien recuerda quién entró como presidente de Cajamadrid (ahora Bankia) en enero de 2010?
Ahora los grandes bancos, los que lo han hecho bien, se niegan a la creación de un banco malo, un banco que se quede con los activos inmobiliarios tóxicos de la banca. ¿Y por qué? ¿No sería esto positivo para ellos? ¿No se quitarían de encima activos de dudoso cobro? No, si has hecho los deberes, si has trabajado bien, no te interesa que la competencia se libere de lastre (además de verse obligados a poner dinero para sanear a la competencia).
¿No estaremos antes un caso parecido al de la compañía aérea australiana?
En fútbol, cuando un equipo ficha a un jugador con muy altas expectativas que luego resulta malísimo se llama bacalá. El australiano era una bacalá.
¿Estamos ante una bacalá madrileña?
La Virgen, ¡qué tropa!
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