Todo cerdo tiene su San Martín, y a éste le ha llegado el momento de la repatriación.
Llevo casi dos meses aquí y, como buen español, he conseguido que la mitad de la oficina me salude con buenos días, buenas tardes, hasta mañana, que el de la Metzgerei llame a sus Würstchen salchichas, que el del restaurante sepa lo que es un café con leche, y hasta que en mi empresa sepan lo que es un codo de fundición con cerquillo, aunque tengo que reconocer que ellos más que pronunciarlo lo escupen, por lo que me conformo con que lo entiendan.
Si algo me frustra es que no he conseguido que acompañen las cervecitas con una tapa acorde a ellas, que por lo menos debe ser un cubo de panchitos por cada medio litro de cerveza.
En fin, que todo se andará y como me expatrien otros dos meses consigo que estos patateros cambien la franja negra de su bandera por la morada, que aquí siguen siendo república.
Llevo casi dos meses aquí y, como buen español, he conseguido que la mitad de la oficina me salude con buenos días, buenas tardes, hasta mañana, que el de la Metzgerei llame a sus Würstchen salchichas, que el del restaurante sepa lo que es un café con leche, y hasta que en mi empresa sepan lo que es un codo de fundición con cerquillo, aunque tengo que reconocer que ellos más que pronunciarlo lo escupen, por lo que me conformo con que lo entiendan.
Si algo me frustra es que no he conseguido que acompañen las cervecitas con una tapa acorde a ellas, que por lo menos debe ser un cubo de panchitos por cada medio litro de cerveza.
En fin, que todo se andará y como me expatrien otros dos meses consigo que estos patateros cambien la franja negra de su bandera por la morada, que aquí siguen siendo república.
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