El fin de semana se celebró la quinta edición del Torneo Internacional de Lacrosse de Madrid, un lustro de lacrosse en España que nos ha llevado a poder disfrutar del mejor lacrosse del sur de Europa.
Este año además la guinda la pusieron jugadores de Rota y Barcelona; el universo del lacrosse en la piel de toro tiene nuevos representantes.
Cinco años de luces y sombras dan para mucho, y muchas veces más malo que bueno.
De todas formas, por encima de los muchos sinsabores que movilizar un grupo que practica un deporte raro tiene, te queda el saber que, aunque lenta, la rueda se mueve.
El año que viene ya habrá torneo en Rota y esperemos que en pocos años lo haya en Barcelona. Todo se andará.
Es de recibo reconocer que si hay lacrosse en este país es gracias a Karl Seitz y a Jenny Paulin, que fueron los que lo introdujeron hace años en Madrid. Uno a estos nombres el de Gary Ellis, quien se encargó de poner en marcha la primera edición del torneo y se movió para que la máquina no parara.
Ahora nueva sangre corre y muchos de los jugadores nuevos jamás han oído hablar de ellos. Igual pasará dentro de unos años cuando nadie se acuerde de nosotros. Eso es bueno; el cambio generacional está ahí.
Mi Alzheimer aún no he hace olvidarme de ellos. Gracias a los tres.
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