Inexorable llega la jornada de reflexión. Desde este blog se adelanta un día.
Estoy convencido de que los partidos políticos, sobre todo los grandes, confían en que nuestro voto está hipotecado, por eso buscan desgastar al contrario en lugar de lanzar propuestas. Por eso, aunque tu voto esté decidido o aunque tengas claro a quién no vas a votar, te propongo un sencillo ejercicio: en estos dos días que quedan para las elecciones medita bien tu voto, sopesa pros y contras de cada opción, el domingo no te lleves las papeletas preparadas desde tu casa, sino entra en la cabina coge las distintas papeletas y en ese último momento vuelve a repasar tu decisión. No es una cuestión de cambiar a la ligera en el último momento. Es más un tema de llevar tu independencia al limite. Si en ese momento te entran dudas y no encuentras una solución, sal de la cabina y vuelve a repasar tu lista mental de pros y contras.
Lo normal es que no cambies de opción, pero al menos verás que ni todos es tan claro, ni tan oscuro.
La primera vez que voté, mi padre me dijo:
- Mira, a mí me da igual a quién votes, pero ve a votar.
Para una persona que había pasado toda su vida bajo una dictadura suponía una apetura de mente muy superior a la que presentan la mayoría de los actuales cabezas de lista.
Desde aquí sólo puedo decir que votéis con independencia, con cabeza y corazón, con respeto, con todas tus fuerzas, más, porque lo que nos une es tu voto.
Pero, por Dios, no hagáis lo de la viñeta.
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