A pesar de acometer arriesgadas políticas sociales que la ciudadanía apoyaba aplastantemente, el PSOE sólo sube 150 000 votos.
A pesar de que el PP sube casi un millón de votos, la cabeza de Rajoy pende de un hilo.
A pesar de que el PP se queda a 150 000 votos de su techo electoral (cuando obtuvo mayoría absoluta), a los diputados populares no les quedará otra que ver como gobiernan los socialistas.
A pesar de perder 60 000 votos, CiU obtiene un diputado más.
A pesar de ser la tercera fuerza política en número de votos, IU casi desaparece del parlamento.
A pesar de obtener 6 veces menos votos, CC obtiene la misma representación que IU.
A pesar de obtener 15 veces menos votos, Na-Bai obtiene la mitad de representación que IU.
En fin, desde aquí nuestra enhorabuena a Zapatero, esperemos que al menos fiche a alguien con los pies en el suelo para estos cuatro años, nuestro pésame a Rajoy, esperando que en su desplome arrastre a la extrema derecha de Génova, nuestra reconocimiento a Duran, que a pesar del jamacuco a seguido al pie del cañón, nuestra alegría por los votantes de IU, que parece que por fin se van a librar de Llamazares, y nuestra esperanza de que el escaño de UPyD no sea flor de un día para el centro político español.
Pero si de algo nos alegramos es de que casi 26 millones de personas se acercaron a las urnas. Y lo que para mí es más importante, más de 1 millón lo hizo en el País Vasco, casi el 65% del electorado. Eso sí es una buena noticia. Es difícil vivir con miedo y revelarte contra él. Yo reconozco que el miedo me puede. Por eso no vivo allí.
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