Iba a haber escrito algo, pero se me caía la baba y me arriesgaba a cargarme
el ordenador.
Estoy tan contento.
Vino cansada. Cansada, pero contenta.
Nuevas amiguitas, nuevas experiencias, ...
Me contó, con sus palabras, que había hecho algo de ejercicio, algo de pintura,
que las profesoras la trataban muy bien, ... Que había sido divertido, vamos.
Y eso que al principio no estaba convencida.
Cuando se lo propusimos, dijo que naranjas, que ella estaba muy bien en casa.
Pero luego, salvo por el madrugón, estaba ilusionada.
Bueno, realmente no fue su primer día de escuela.
De hecho, se había tomado unos años sabáticos (por decirlo de alguna manera).
Concretamente ... unos 60 años desde que dejó de ir a la escuela.
Ahora, a ver si convenzo a mi niño para que vaya con su mujer.
Eso va a ser más complicado.
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