Este fin de semana vinieron Paris Lacrosse y Roma Lacrosse a jugar unos partidos a Madrid. Ya no estoy para estos trotes, voy a tener que plantearme seriamente dejar de jugar.
Y no lo digo sólo porque ya no estoy para recibir golpes de un maromo de 120 kilos, que no lo estoy, sino también porque no sé decir que no, y aunque son criaturillas (si hasta mi hija dice que son unos yogurines para ella), cuando dicen de salir por la noche a tomar unas cervezas tras los partidos, ahí estoy yo el primero en el oso de Sol, y ahí remato yo el último vete tú a saber donde. Normalmente tengo muy vagos recuerdos de lo que ha pasado.
Y así fue este fin de semana.
Jugamos el viernes (ganamos a los italianos), jugamos el sábado (los italianos ganaron a los franceses y nosotros ganamos al equipo mixto que formaron) y esa noche dijimos de quedar para celebrar victorias y enjugar derrotas (a pesar de que el domingo tempranito teníamos partido contra los gabachos; así nos fue, perdimos).
Me desperté el domingo diciendo “Tengo la cabeza como el estadio del Valencia, Mestalla”.
Como pude, conseguí abrir los ojos y lo primero que vi fue un par de aspirinas y un vaso de agua en la mesita de noche.
Con mil esfuerzos conseguí sentarme y para mi sorpresa vi que el equipamiento y protecciones estaban bien limpios y colocados frente a mí. Raro, porque Isabel no me deja meter los trastos de lacrosse dentro de casa, menos aún dentro del dormitorio.
Miré alrededor de la habitación y vi que todo esta en perfecto orden y limpio. El resto de la casa estaba igual, cogí las aspirinas y ví una nota sobre a mesa: “-Cariño, el desayuno está en la cocina, salí temprano para el campo para organizarlo todo para el próximo partido. Te quiero.”
Así que fui a la cocina, y como no, ahí estaba el desayuno y el periódico del día, mi hija también esta en la mesa, desayunando.
Le pregunté:
“Hija, ¿que pasó ayer por la noche?”
“¿Anoche? Bien, habla mejor de ahora, porque volviste hace un rato, a eso de las 7 de la mañana, borracho como una cuba, meado, cagado e insultando a todos; rompiste 3 sillas, le pegaste un puñetazo al cuadro de los abuelos, vomitaste en el pasillo y te pusiste un ojo morado cuando te diste la gran leche contra la puerta del cuarto de baño......”
“¿Y cómo es que todo esta tan limpio y ordenado, y el desayuno esperándome en la mesa?”
“Mamá lo ha preparado.”
“Sí, eso ya me lo imagino. Lo que no entiendo es por qué. Si normalmente tengo la culpa de todo, si hasta tengo la culpa hasta de lo que pasa al otro lado de la ciudad cuando estoy en otro país; si hasta me culpa de la muerte del caballo de Espartero. No enciendo como de ésta no me ha capado”
“¡¡Ahhh, eso......!! Te arrastramos como pudimos hacia el dormitorio y cuando mamá intentó quitarte los pantalones, tú gritaste:
¡¡¡QUIETAAAAAAAAAAAA, CACHO PUTA, NI TE ME ACERQUES QUE ESTOY CASAO!!!”
Conclusiones:
Alquiler de campos para jugar lacrosse con 50 jugadores - 15 €
Una resaca del 15 autoinducida - 100 €
Mobiliario roto - 2000 €
Desayuno - 20 €
Decir la frase adecuada..... ¡¡¡NO TIENE PRECIO!!!
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