Si es que se veía venir.
¿Qué se puede esperar de un país en el que el deporte nacional es la siesta y con un nivel de organización inferior al de Beirut post-bombardeos? Pues que pase lo del sabado en Madrid.
Por la mañana corrimos la carrera 10 km de orgullo, y me siento orgulloso porque parte corriendo, parte andando completé los 10 km, que para un abuelo como yo no es moco de pavo.
La organización ya es otra cosa. Entiendo que haya que cortar las calles para carreras, manifestaciones y demás. Es la servidumbre que hay que pagar por vivir en una gran ciudad. Durante gran parte de la carrera estuvo el coche escoba empujándome, a mí y a un cincuentón asmático que por momentos casi me superaba. En fin, desde tan privilegiada posición se veía la carrera distinta; coches parados a uno y otro lado y nosotros que casi nos daba igual ir por la calzada, que por la acera, y que casi esperábamos como agua de mayo que la policía, en lugar de escoltarnos, nos diera el tiro de gracia.
A la organización le diría que cuando ya queden pocos, habiliten un carril para que la gente no se ponga nerviosa y encima le piten los oídos a nuestras madres. Ya es duro correr cuando las fuerzas te fallan; si encima te están poniendo a parir, como que eso no anima mucho.
Por la tarde fuimos al desfile en Gran Vía. La calle estaba cortada, pero la gente invadía la calzada, por lo que no se veía nada; esperaban de pie desde las 6 de la tarde pero no antes de las 9 empezaron a llegar las carrozas (bueno, camionetas de reparto atestadas de gente en cueros). Tampoco había mucho que ver, la verdad.
¿Y Gallardón quiere Olimpiadas para Madrid? Si no son capaces de organizar un triste desfile. Por favor, alcalde, ahórrenos esa humillación pública.
No, no me siento orgulloso de esta ciudad en la que me nacieron y en la que sobrevivo y malvivo.
¿Qué se puede esperar de un país en el que el deporte nacional es la siesta y con un nivel de organización inferior al de Beirut post-bombardeos? Pues que pase lo del sabado en Madrid.
Por la mañana corrimos la carrera 10 km de orgullo, y me siento orgulloso porque parte corriendo, parte andando completé los 10 km, que para un abuelo como yo no es moco de pavo.
La organización ya es otra cosa. Entiendo que haya que cortar las calles para carreras, manifestaciones y demás. Es la servidumbre que hay que pagar por vivir en una gran ciudad. Durante gran parte de la carrera estuvo el coche escoba empujándome, a mí y a un cincuentón asmático que por momentos casi me superaba. En fin, desde tan privilegiada posición se veía la carrera distinta; coches parados a uno y otro lado y nosotros que casi nos daba igual ir por la calzada, que por la acera, y que casi esperábamos como agua de mayo que la policía, en lugar de escoltarnos, nos diera el tiro de gracia.
A la organización le diría que cuando ya queden pocos, habiliten un carril para que la gente no se ponga nerviosa y encima le piten los oídos a nuestras madres. Ya es duro correr cuando las fuerzas te fallan; si encima te están poniendo a parir, como que eso no anima mucho.
Por la tarde fuimos al desfile en Gran Vía. La calle estaba cortada, pero la gente invadía la calzada, por lo que no se veía nada; esperaban de pie desde las 6 de la tarde pero no antes de las 9 empezaron a llegar las carrozas (bueno, camionetas de reparto atestadas de gente en cueros). Tampoco había mucho que ver, la verdad.
¿Y Gallardón quiere Olimpiadas para Madrid? Si no son capaces de organizar un triste desfile. Por favor, alcalde, ahórrenos esa humillación pública.
No, no me siento orgulloso de esta ciudad en la que me nacieron y en la que sobrevivo y malvivo.
Negociación para conseguir la olimpiada en mi nombre, no, gracias
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