080422 de guiaburros I

Guía-Burros para alguien que quiere regalar algo:

1.- No tengas la menor duda, el regalo es para el que lo recibe, no para el que lo hace, por lo que olvidaté de pensar qué te gustaría y piensa desde el punto de vista del otro.

Ejemplo: Alguien quería regalarle a su sobrino, llamémoslo JJ, un coche teledirigido para su comunión; había visto un Mercedes descapotable impresionante, que para ser perfecto sólo le faltaba que caber dentro. Cuando preguntó a su cuñado, le dijo que era mejor un chirriante pepino fosforito de tres ruedas que había en la tienda, con luces y una sirena, y que era capaz de hacer piruetas en el aire. En la Comunión coincidieron con otros críos cuyos tíos habían pensado como el personaje en cuestión; los Mercedes, Porches y demás deportivos en miniatura descansaban aparcados mientras los chavales miraban con los ojos como platos y muertos de envidia el estridente cacharro de JJ.

2.- No te gastes mucho dinero. A no ser que sea algo realmente necesario, no se valorará y posiblemente acabe en algún rincón y encima estorbando.

Ejemplo: Para el primer cumpleaños de un chaval, llamémoslo S, su tío no pensaba en regalarle nada, total aún era sólo un trozo de carne. En la mañana del cumpleaños llamó a su hermana y le dijo que finalmente había comprado algo para el crío, poca cosa, una caja con una puerta y una rueda que giraba dentro y que hacía algo de ruido, no mucho; era algo raro, porque los de la tienda lo iban a llevar a lo largo de la mañana a la casa. Y así fue, la caja llegó a la casa; era algo mayor de lo que pensaba la hermana, como 85*60*60 cm. Era un lavavajillas que los padres llevaban meses tras comprar, pero que por unas cosas u otras no se decidían ( por unas cosas u otras no, fue porque sólo se deciden rápido para ir al baño cuando tienen un apretón y porque no les queda más remedio ). S debe ser la única persona del mundo que en su primer cumpleaños recibió un lavavajillas. Y en el cambio de casa fue el único electrodoméstico que sobrevivió a la mudanza.

3.- Las formas son importantes. El contenido se ve a diario y se agradece hasta que se acaba; un envoltorio apropiado hará que perdure años en el recuerdo.

Ejemplo: Alguien, llamémoslo JV, celebró su cumpleaños hace poco. Los regalos fueron muy acertados. El envoltorio, bueno, digamos que mejorable. Unas botellas de muy buen licor venían en la caja de cartón en que se vendían, un bolsillo para llevar el mp3 en el brazo iba dentro de una espectacular bolsa de El Corte Inglés y, se me caen las lágrimas sólo de recordarlo, un calendario alucinante que se entregó envuelto ( Ay, las chicas de El Corte Inglés, cuánto tenéis que aprender para hacer estos envoltorios ) en unas hojas del diario 20 Minutos, que no es que tenga nada contra este periódico, que me parece uno de los mejores, pero no es lo suyo. Vamos, me parece a mí.

4.- No regales nada en lo que no estés dispuesto a emplear varias de tus valiosas horas para disfrutarlo con el homenajeado.

Ejemplo: Una tía decidió regalar un libro a su sobrino, llamémoslo L. Era un cómic de Piratas del Caribe, lleno de colorido y acción, ideal para un chaval de 8 años. Allí está el cómic, el algún rincón perdido, soportando una capa de polvo que aumenta día a día; muy posiblemente nadie lo leerá nunca.

Otra cosa. El regalo es algo personal. No regaléis por regalar, ni lo hagáis por obligación. Ni siquiera en ocasiones señaladas tiene sentido obligarse a regalar si no se siente. Y si lo sentís y no lo hacéis, perdéis una oportunidad de demostrar lo que alguien os importa. No digo que le pongáis un lazo a la barra de pan cada día, pero cualquier pequeña cosa que haga sentirse bien al que lo recibe, merece la pena regalarse. Incluso una barra de pan.

Y no lo dejéis para otro día. Un regalo que no se hace es un regalo perdido. Otro día podréis regalar otra cosa.

No lo dudéis, un regalo que no se hace es una oportunidad perdida.