No hay nada peor que tener tiempo libre. Mucho tiempo libre.
Al final te terminas apuntando a cualquier chorrada.
Este sábado pasado tuvo lugar el Jura 2000 Halbmarathon , o sea, el medio maratón de la mancomunidad Jura 2000, que conmemora los mil años de la fundación de varios de los pueblos de por aquí, que coincide , 50 años arriba, 50 años abajo, con estas fechas. Los 1000 de Beilngries fueron el año pasado, este se cumplen los 950 de Töging, ... Será por celebraciones. Y luego somos los españoles los descubridores del concepto " fiesta ".
En fin, allí que me fui a correr.
Había varias opciones, 21 km, 10 km, carreras de niños ( a esas me tenía que haber apuntado ).
Al final opté por los 21 km, el medio maratón. Pa chulo, yo. Ya conocéis mi teoría de optimizar pagos: para que pagar 16 € por 10 km ( 10 km se corren en 1 hora, por tanto son 15 € / h ), cuando puedes pagar 20 € por 21 km ( 21 km se corren en unas 2 horas, por tanto son 10 € / h ). Mejor esta segunda opción, dónde va a parar. Además que nos hicieron lo que nunca me había pasado, teníamos que pagar por el chip, 6 € de los que te devolvían 5 al entregarlo a la llegada, como si fuera el casco de una botella; además era un chip enorme, cuadrado, casi más grande que la zapatilla, que cuando corrías tenías miedo de cortarte la otra pierna con él.
Esta comarca es un valle, por lo que planita sí que es. Hay montañas, pero las rodeamos en la carrera saliendo desde Dietfurth, yendo a Beilngries paralelos al canal y volviendo a Dietfurth por el valle del Alrmuhl.
Primero corrieron los pequeñajos y a las 5, con puntualidad alemana, salimos los de 21 y 10 km. El trazado era conjunto hasta el PK-04. Y ahí ya me dí cuenta de que me había pasado; que estas cosas hay que preparárselas bien.
Pero la suerte estaba ya echada, así que cogí el ritmo de un colega que no me llevaba mal.
Le seguí el ritmo hasta casi Beilngries; ahí ya me empecé a desfondar.
Pasé por delante de mi hotel ( PK-09 ), y de no haber sido porque el coche lo tenía en Dietfurth, me hubiera pensado seriamente quedarme.
Por vergüenza torera aguanté hasta la salida del pueblo ( PK-10 ). A partir de ahí se me vino el cielo encima.
Y se vino literal, porque comenzó a llover. Ya lo había hecho antes de comenzar la carrera, por lo que se pensó en suspender la carrera. Bueno, lo pensé yo, porque la organización conoce mejor este clima del diablo y sabía que iba a escampar. De todas formas, unos primeros 9 km corriendo por un barrizal no nos los iba a quitar nadie.
Y cuando parecía que el cielo se abría, se cerró de golpe y volvió a las andadas, no tanto como unas horas antes, pero lo suficiente para destrozar a los que somos de secano. Que un poco de fresquito se agradece, pero no ver por dónde vas corriendo ya es pasarse.
Como digo, medio aguanté honrosamente hasta el PK-12, ayudándome en los que me pasaban, enganchándome a ellos al menos durante unos cientos de metros.
A partir de ahí apenas podía engancharme. Veía como unos y otros me pasaban sin compasión. Procuraba engancharme a mi trote cochinero unos metros, pero al poco tenía que parar.
Probé varias técnicas. Correr mirando al suelo, marcha, andando, arrastrarme ( a ese punto no llegué, pero casi estuve a punto de planteármelo ).
PK-18, volvemos a zonas habitadas. Lo peor ( y lo mejor ) es la gente en las calles. Lo mejor por sus ánimos; reconocen el esfuerzo y aunque nos vean arrastrándonos, por un momentos somos sus héroes y nos miran con admiración y respeto ( no falta quien al verse bloqueado en el coche hasta que pase la carrera nos grita " Así reventéis ", pero son los menos ). Pero también es lo peor, porque no me siento capaz de bajar los brazos y andar como si nada ante unos críos que te animan y aplauden, así que con las rodillas llenas de cristales y las llagas de los pies ardiendo, haces un esfuerzo y procuras pasar ante ellos con algo parecido a un trote y una medio sonrisa en la cara. Y cuando los has pasado ves que 20 metros delante hay otros. Y 40 metros más allá otros pocos más. Y así hasta la meta.
En esos últimos kilómetros sacamos fuerzas de donde no hay, y el que pasa a otro procura tirar de él, y procuras hacer grupo, aunque sabes que va a ser sólo por unos metros.
Cuando cruzas la meta te duele todo. Sabes que no puedes parar, porque como lo hagas, te quedas ahí.
Tuve que ir a la Cruz Roja a por hielo para las rodillas. Ni cuando me rompí una de ellas patinando me dolió tanto. Era la sensación de que en lugar de cartílago tenía una lija o millones de cristales.
Comí algo, comentamos la carrera varios de los sufridores, vimos cómo aún llegaba alguien que lo había pasado realmente mal pero que al cruzar la meta y encontrarse con su familia se le olvidaban todos los males pasados y por venir.
A mi me tocaba volver a casa. Al principio tenía cierto miedo a coger el coche, pero no hubo ningún problema, mucho mejor de lo que esperaba.
Al llegar al hotel me encontré con la dueña, que cuando me vio, no lo dudó: " Tú has corrido el medio maratón ". Pues sí, mis movimientos de Teletubby me delataban. Al día siguiente todavía se reía cuando me veía renqueando subir y bajar las escaleras, agarrado como podía a los dos pasamanos.
La noche tras la carrera apenas pude dormir, no sabía como ponerme para que no me dolieran las rodillas, que son las que más sufrieron. Bueno, a decir verdad, son las únicas que sufrieron, porque los pies aguantaron bien, las uñas, que siempre suelo perder alguna, también aguantaron bien, no tengo agujetas, ... Y dos días después, a base de un intensivo a base de bicicleta estática, las rodillas han dejado de doler.
Aunque lo cierto es que el esfuerzo está bien, e ir un poco por encima del límite hasta tiene su aliciente. Pero si, como en el Maratón de Madrid, si te toca sufrir más de una hora, deja de ser divertido y te quema.
Bueno, hay algo más que me sigue doliendo y seguirá haciéndolo durante mucho, mucho tiempo: mi amor propio.
He tocado fondo.
Esto va a seguir escociendo.
Sí, definitivamente sí que duele.
De todas formas, algo te anima a seguir. Este fin de semana que viene son los 100 km en 24 horas; lamentablemente no voy a poder ir. Pero es que ayer vi en televisión un reportaje sobre la Tough Guy de Inglaterra, la carrera más salvaje jamás imaginada; realmente son el equivalente a entrenamientos militares de fuerzas de élite, y de hecho se hacen en instalaciones militares. Agua, frío, obstáculos, ... ¿ Fernando, te animas ?
Al final te terminas apuntando a cualquier chorrada.
Este sábado pasado tuvo lugar el Jura 2000 Halbmarathon , o sea, el medio maratón de la mancomunidad Jura 2000, que conmemora los mil años de la fundación de varios de los pueblos de por aquí, que coincide , 50 años arriba, 50 años abajo, con estas fechas. Los 1000 de Beilngries fueron el año pasado, este se cumplen los 950 de Töging, ... Será por celebraciones. Y luego somos los españoles los descubridores del concepto " fiesta ".
En fin, allí que me fui a correr.
Había varias opciones, 21 km, 10 km, carreras de niños ( a esas me tenía que haber apuntado ).
Al final opté por los 21 km, el medio maratón. Pa chulo, yo. Ya conocéis mi teoría de optimizar pagos: para que pagar 16 € por 10 km ( 10 km se corren en 1 hora, por tanto son 15 € / h ), cuando puedes pagar 20 € por 21 km ( 21 km se corren en unas 2 horas, por tanto son 10 € / h ). Mejor esta segunda opción, dónde va a parar. Además que nos hicieron lo que nunca me había pasado, teníamos que pagar por el chip, 6 € de los que te devolvían 5 al entregarlo a la llegada, como si fuera el casco de una botella; además era un chip enorme, cuadrado, casi más grande que la zapatilla, que cuando corrías tenías miedo de cortarte la otra pierna con él.
Esta comarca es un valle, por lo que planita sí que es. Hay montañas, pero las rodeamos en la carrera saliendo desde Dietfurth, yendo a Beilngries paralelos al canal y volviendo a Dietfurth por el valle del Alrmuhl.
Primero corrieron los pequeñajos y a las 5, con puntualidad alemana, salimos los de 21 y 10 km. El trazado era conjunto hasta el PK-04. Y ahí ya me dí cuenta de que me había pasado; que estas cosas hay que preparárselas bien.
Pero la suerte estaba ya echada, así que cogí el ritmo de un colega que no me llevaba mal.
Le seguí el ritmo hasta casi Beilngries; ahí ya me empecé a desfondar.
Pasé por delante de mi hotel ( PK-09 ), y de no haber sido porque el coche lo tenía en Dietfurth, me hubiera pensado seriamente quedarme.
Por vergüenza torera aguanté hasta la salida del pueblo ( PK-10 ). A partir de ahí se me vino el cielo encima.
Y se vino literal, porque comenzó a llover. Ya lo había hecho antes de comenzar la carrera, por lo que se pensó en suspender la carrera. Bueno, lo pensé yo, porque la organización conoce mejor este clima del diablo y sabía que iba a escampar. De todas formas, unos primeros 9 km corriendo por un barrizal no nos los iba a quitar nadie.
Y cuando parecía que el cielo se abría, se cerró de golpe y volvió a las andadas, no tanto como unas horas antes, pero lo suficiente para destrozar a los que somos de secano. Que un poco de fresquito se agradece, pero no ver por dónde vas corriendo ya es pasarse.
Como digo, medio aguanté honrosamente hasta el PK-12, ayudándome en los que me pasaban, enganchándome a ellos al menos durante unos cientos de metros.
A partir de ahí apenas podía engancharme. Veía como unos y otros me pasaban sin compasión. Procuraba engancharme a mi trote cochinero unos metros, pero al poco tenía que parar.
Probé varias técnicas. Correr mirando al suelo, marcha, andando, arrastrarme ( a ese punto no llegué, pero casi estuve a punto de planteármelo ).
PK-18, volvemos a zonas habitadas. Lo peor ( y lo mejor ) es la gente en las calles. Lo mejor por sus ánimos; reconocen el esfuerzo y aunque nos vean arrastrándonos, por un momentos somos sus héroes y nos miran con admiración y respeto ( no falta quien al verse bloqueado en el coche hasta que pase la carrera nos grita " Así reventéis ", pero son los menos ). Pero también es lo peor, porque no me siento capaz de bajar los brazos y andar como si nada ante unos críos que te animan y aplauden, así que con las rodillas llenas de cristales y las llagas de los pies ardiendo, haces un esfuerzo y procuras pasar ante ellos con algo parecido a un trote y una medio sonrisa en la cara. Y cuando los has pasado ves que 20 metros delante hay otros. Y 40 metros más allá otros pocos más. Y así hasta la meta.
En esos últimos kilómetros sacamos fuerzas de donde no hay, y el que pasa a otro procura tirar de él, y procuras hacer grupo, aunque sabes que va a ser sólo por unos metros.
Cuando cruzas la meta te duele todo. Sabes que no puedes parar, porque como lo hagas, te quedas ahí.
Tuve que ir a la Cruz Roja a por hielo para las rodillas. Ni cuando me rompí una de ellas patinando me dolió tanto. Era la sensación de que en lugar de cartílago tenía una lija o millones de cristales.
Comí algo, comentamos la carrera varios de los sufridores, vimos cómo aún llegaba alguien que lo había pasado realmente mal pero que al cruzar la meta y encontrarse con su familia se le olvidaban todos los males pasados y por venir.
A mi me tocaba volver a casa. Al principio tenía cierto miedo a coger el coche, pero no hubo ningún problema, mucho mejor de lo que esperaba.
Al llegar al hotel me encontré con la dueña, que cuando me vio, no lo dudó: " Tú has corrido el medio maratón ". Pues sí, mis movimientos de Teletubby me delataban. Al día siguiente todavía se reía cuando me veía renqueando subir y bajar las escaleras, agarrado como podía a los dos pasamanos.
La noche tras la carrera apenas pude dormir, no sabía como ponerme para que no me dolieran las rodillas, que son las que más sufrieron. Bueno, a decir verdad, son las únicas que sufrieron, porque los pies aguantaron bien, las uñas, que siempre suelo perder alguna, también aguantaron bien, no tengo agujetas, ... Y dos días después, a base de un intensivo a base de bicicleta estática, las rodillas han dejado de doler.
Aunque lo cierto es que el esfuerzo está bien, e ir un poco por encima del límite hasta tiene su aliciente. Pero si, como en el Maratón de Madrid, si te toca sufrir más de una hora, deja de ser divertido y te quema.
Bueno, hay algo más que me sigue doliendo y seguirá haciéndolo durante mucho, mucho tiempo: mi amor propio.
Tiempo final: 02:11:18
He tocado fondo.
Esto va a seguir escociendo.
Sí, definitivamente sí que duele.
De todas formas, algo te anima a seguir. Este fin de semana que viene son los 100 km en 24 horas; lamentablemente no voy a poder ir. Pero es que ayer vi en televisión un reportaje sobre la Tough Guy de Inglaterra, la carrera más salvaje jamás imaginada; realmente son el equivalente a entrenamientos militares de fuerzas de élite, y de hecho se hacen en instalaciones militares. Agua, frío, obstáculos, ... ¿ Fernando, te animas ?
http://www.youtube.com/watch?v=YPptSfZV2u0
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