El sábado por la tarde me hicieron en el hotel una pregunta curiosa, que si el desayuno del domingo lo iba a tomar a las 7 de la mañana o un poco más tarde.
Mi respuesta iba a ser del tipo, mira, en España he vuelto algún domingo a esas horas a casa y he aprovechado para hacer una visita a la nevera. Pero aquí, como no me quede encerrado en un cajero automático, ¿que voy a hacer después de las 11 de la noche fuera del hotel? Así que despertarme un domingo a las 6 de la mañana para bajar a desayunar ..., soy tonto, pero no tanto.
Al final mi respuesta se quedó en algo así como "Um 9 Uhr, Danke". Podría haberle soltado la parrafada, pero entre mi poquito alemán, la cerveza y que no me apetece ofender al que me va a servir la comida al días siguiente, preferí ser políticamente correcto.
El restaurante lo cierran a las 10 de la mañana y teniendo en cuenta que las campanas de la torre de la iglesia las tengo al otro lado de la calle y empiezan con la juerga a las 8 de la mañana, malo sería que no me despertase.
El sábado llevaba sueño acumulado, así que me quedé frito.
Me quedé frito a las 6.
Me quedé frito a las 7.
Me quedé frito a las 8.
Me quedé frito a las 9.
Y me hubiera quedado frito a las 10 si no hubiera sido porque a menos 10 sonó el teléfono para preguntarme si iba a bajar a desayunar.
No me lo podía creer.
Como buenamente pude, me lavé y baje a acabar con los pocos restos que quedaban en las bandejas; tampoco era cuestión de hacerles un feo, ya que se habían molestado.
Esto no me lo imagino en España; si no bajas, eso que nos ahorramos.
Pero aquí son distintos.
También es verdad que esto lo hacen los primeros días. Cuando se den cuenta de que pongo el chambergo en la silla de al lado para que se piensen que está ocupada y desayunar por dos supongo que dejaran de ser tan magnánimos. Con lo caro que les salgo, que me como mi desayuno y el de media mesa, y encima me despiertan para recordármelo. Pardillos.
Ya digo, esto es los primeros días; en cuanto hagan cuentas, me echan un somnífero en la cena para que me quede frito.
Os dije que os iba a poner tareas, y éstas son las de hoy.
Os dije que os iba a poner tareas, y éstas son las de hoy.
- Váis a bajar al video-club (la opción de conseguirla por el pago por visión también es válida) y váis a haceros con la película "1 franco, 14 pesetas". Para mí es la que mejor refleja lo que ha sido y es ser emigrante español en Europa.
- Queda totalmente prohibido bajársela de internet o comprarla en el top manta. Si no son rentables, dejarán de grabarse películas como ésta y el cielo nos castigará con previsibles películas yankees.
- Os la váis a tragar hasta el final, porque es parte de nuestra historia (la cabecera no hace justicia al contenido, dice que está basada en una historia real, cuando somos millones los que lo hemos vivido).
- La próxima vez que veamos a un inmigrante, recordaremos la película antes de prejuzgarlo.
No lo dudéis, váis a disfrutar.
1 comentario:
antes de ¿?prejudgarlo¿?..., que aunque estés en Alemania, y sepas mucho inglés (judge; de ahí el error) se supone que escribes en castellano, así que ponle la Z majete... (ya, ya...dirás: Dios! ni un comentario sobre las cosas tan estupendas e interesantes que cuento y la única anotación es para avisar de un simple descuido...!!) pero ya sabes, míralo por el lado positivo....ahí tienes la muestra de que te leo!!, besazos enormes
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