Por último alguien dijo:
- Espera, espera. Déjame pensar. Un pelele inútil carente de habilidades al que han aupado a lo más alto, incapaz de tomar decisiones fuera de las que le son impuestas por los mafiosos grupos de poder y que cambia de criterio cuando se equivoca, pero sin reconocer su error, ni aprender. Un mentiroso que busca hacer creer que siempre ha tenido razón e incluso intenta cambiar los libros de historia para demostrar que Dios siempre lo ha beneficiado. Un patético bufón sin gracia, triste réplica de su muñeco de látex, que cuanto más se esfuerza en hacerse el simpático, más se le ven los tintes fascistoides de que está hecho. Un pirata de guante blanco que no duda en enviar a su pueblo a la guerra para saquear riquezas con el mínimo riesgo para sus allegados, que son quienes lo mantienen. Déjame pensar, déjame pensar; ¿de quién puede estar hablando? Blanco, soso y en botella de barras y estrellas …
Que cada uno saque sus conclusiones. No voy a decir cómo acabó la velada, ni a quién se referían las definiciones. Sencillamente, dudad, dudad de aquel que se pone delante y os cuenta lo mucho que va a hacer por vosotros cuando le deis el poder.
Hay una sentencia que dice: Si tienes razón, grita; si no la tienes, grita más fuerte. La escalada acústica de la clase política es directamente proporcional a su grado de incapacidad.
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