Los conspiranoicos están nerviosos.
Después de 3 años erre que erre con la conspiración judeo-masónica, reminiscencias de su idolatrado dictador, ha comenzado el sálvese quien pueda.
El ya Ex-Futuro Presidente del Gobierno (ya ha comenzado la carrera por la sucesion: Rato, Gallardón, ... Hagan sus apuestas, señores) empezó pronto a desvincularse; era consciente de que nadar en tanta mierda no podía traer nada bueno.
Al monaguillo le siguió, no de cerca, su jefe.
Y así toda una ristra de personajillos a los que le costaba apearse del burro.
El último fue el bufón mayor del reino, quien no dudó en quemar malamente su carisma para contentar a su jefe. Estos días lo podemos ver arrastrándose por ruedas de prensa diciendo que el nunca dijo lo que todos oímos. Sigue arrastrándose por necesidades del guión, o del talón.
Hace unos días se destapó que Aguirre había pedido al Rey que se tuviera humanidad con el terrorista episcopal de la mañana. Aunque en este caso es una preocupación mútua: yo intercedo por ti y tú mantienes en tu audiencia un clima de preguerra civil. No es de extrañar que a este terrorista se le escape la audiencia día tras día; normalmente no es por cambio de ideas, es más bien una cuestión de edad, es lo que suele ocurrir cuando se supera la media de los 60 años, que la naturaleza hace lo que no consigue el razocinio.
Vaya, para que luego digan que la Presidenta no se preocupa de sus ciudadanos. Podía hacer lo mismo por el resto de ciudadanos e interceder ante el PGC para que nos arregle las calles. Pero claro, nosotros prescindibles y no tan útiles.
Afortunadamente esto se acaba.
O quizás no.
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