Hoy tengo que haceros una recomendación muy especial.
Para todos aquellos que necesitéis sacaros el carnet de conducir, o para aquellos que se lo sacaron pero por unos motivos u otros necesitan reciclarse, o incluso para los que se aburren y les apetece buena compañía, mi recomendación es:
Bueno, lo de buscar buena compañía no os lo toméis al pie de la letra, que luego les lleno el chiringuito de colegas que sólo van a hablar en lugar de consumir (clases de autoescuela), y los Pacos son simpaticos, pero no hermanitas de la caridad.
Y si os hago esta recomendación es porque son realmente buenos; sabéis que en esta sección no pongo cualquier cosa.
Os voy a contar el último milagro de Autoescuela Alba. Les ha caído encima un negao, pero negao, negao. No les gusta que ponga motes a sus alumnos, los defienden a capa y espada, pero yo no podía evitarlo, a éste yo le llamaba el ambizurdo (y sigo llamándoselo; negao que es el niño, vamos).
Se presentó al teórico, y bueno, es negao y feo como un carajo, pero mal que bien lo sacó.
Luego vino el práctico y eso eran ya palabras mayores.
La primera vez hizo el slalom medianamente decente, luego el trébol y cuando llegó a la barra la picó y se salió, no avanzó ni un palmo. Comentaba que cuando avanzaba en paralelo a la barra (pero a 2 metros de ésta) decía, eh, tío, que hace la barra por ahí que no está debajo de las ruedas. Simple que es el niño, qué se le va a hacer.
La segunda vez, más de lo mismo, inseguridad, inseguridad y más inseguridad. Coño, niño, hazle caso a Paco y acelera. Pues no, entró en la barra, pero sin velocidad, así que se oyó por megafonía de nuevo lo de "Abandone la pista, por favor".
Para la tercera vez, hoy, yo creo que se hizo un transplante de esas dos manos izquierdas con que el cielo le dotó y se las habrá cambiado por unas de cerdo, que tienen mucha más sensibilidad, dónde va a parar. Me comentaban los Pacos que estuvieron los 2 allí, sufriendo con el ambizurdo.
Empezó seguro con el slalom, siguió firme en el trébol, salió correctamente de éste, aunque se olvidó de acelerar, así que entró flojito, flojito en la rampa, se recompuso y salió fuerte de más (frenazo de emergencia real antes de tiempo para no salirse de la pista) entró en el tunel rozando los conos, aceleró, puso segunda, frenó, y vaya que si frenó, se quedó a un palmo de la barra que tenía que tirar, así que soltó el embrague, tiró la barra y casi tiró la que no debía y hasta los soportes si no consigue frenar por los pelos. Punto muerto, patilla, colocar la barra y salir de la pista. Coño, nene, un poquito de brío, que va a terminar el siguiente el examen antes de que salgas de la pista. Qué poca sangre, leche.
Bueno, más o menos ha sido así, según me lo comentaba el propio ambizurdo. Tío, estás en este mundo porque tiene que haber de todo. Y lo bueno es que tiene claro que su sueño es no tener que coger la moto en su puñetera vida. Hay gente pa tó.
En fin, esto os lo cuento para que veáis los milagros que pueden producirse en la autoescuela, milagros que hacen que lo de los panes y los peces se quede en simple anécdota estadística; si han conseguido que este elemento saque el examen, qué no serán capaces de hacer con una persona medianamente presentable. Rectifico, con una persona a secas.
Y lo bueno es que en las clases prácticas no lo hacía mal. Consiguieron que condujera bien y seguro, y no tendrá problemas en carretera si sigue las indicaciones recibidas, acelera, frena, gira, fíjate, ...
Y no vale que diga que no se ponía nervioso en los exámenes, se ponía y mucho.
Tampoco cuela lo de que tenía tendinitis en la mano derecha en los primeros exámenes. Mentira, mentira y de las gordas: chaval, se pilla antes a un mentiroso que a un cojo, ¡pero si tú no tienes mano derecha, ambizurdo!
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