Hay días en los que es mejor no levantarse. Las últimas 24 horas se llevan la palma.
Ayer terminé La Regenta. Clarín tuvo mala suerte, unos siglos antes había nacido Cervantes por estas tierras; si no, La Regenta sería considerada la obra cumbre de la literatura española. De todas formas, el final, aun no siendo malo, deja un mal sabor de boca, y nunca mejor dicho, no por la acción en sí, sino porque me parece que había trama suficiente para haber redondeado la historia con 40 o 50 páginas más. No digo que la decisión fuese mala; simplemente la estoy digiriendo.
Anoche me desvelé y esta mañana me he quedado dormido.
He discutido con los de ofertas, he discutido con los de planos, he discutido con los de fabricación, he discutido con los de taller, he discutido con los de envíos, he discutido con los de facturación. Menos con la mujer de la limpieza, que es la abuelita Paz, he discutido con todos.
Un proveedor nos pasó una oferta para un pedido muy importante y cuando he ido a pasársela al cliente me he dado cuenta de que en lugar de discos de 15" los ha ofertado de 5", con lo que el precio no tiene nada que ver (o quizás sí, no lo sé), y además el cliente se va de vacaciones el jueves, así que no sé si dará tiempo a tramitarlo antes del verano o se nos habrá adelantado algún mindundi al que su proveedor le ofertó el material correcto.
He vuelto a discutir con los de ofertas, ...
He mandado a tomar viento a mi jefe. Varias veces, además. Y con pleno conocimiento de causa, además.
He cargado una información en la tarjeta del móvil, no la he desenchufado bien del ordenador y la he desconfigurado. Y tiene mal arreglo, me parece.
Se ha levantado el aire y se ha estropeado el día, lo cual aquí en Alemania no quiere decir mucho.
La cena en el hotel estaba especialmente insípida. Para colmo, hoy atendían las mesas la cara-pato y la abeja Maya. Por Dios, niña, vuelve a ponerte la falda por debajo de las rodillas, que sales ganando; te lo digo yo, que llevo demasiados días aquí y tengo el nivel tan bajo que hasta el perro rarito de Bea me esta empezando a parecer que tiene su aquella. Ponte una falda más larga antes de que provoques una estampida general, que la otra tiene la cara, pero tu le has quitado las piernas y los andares al Pato Lucas.
Al salir del restaurante, como siempre que me tomo medio litro de cerveza en la cena, o sea, como siempre aquí en Baviera, he salido dando tumbos y casi me he llevado a una abuela por delante, la cual me ha dedicado algo parecido a un saludo con la mano.
Menos mal que el ordenador está en la planta baja; no me atrevo a subir a mi habitación, hoy es un día propicio para que caiga dando vueltas por la escalera. Es posible que me quede a dormir hoy aquí; muy cómoda, muy cómoda no es la silla, pero hará un apaño. Y si no, me busco al perro de Bea.
He llamado a Isabel y me ha saltado el contestador, lo cual me cuesta una pasta. Todavía sigo sin entender por qué tiene activado el contestador, cuando la mayoría cuelga directamente cuando les salta y el resto dice incongruencias; de una manera o de otra, a los que llamamos nos cuesta la llamada y a ella también, porque al final tiene que devolvernos la llamada. En fin, mujeres.
A pesar de todo, haber pasado este día tiene una ventaja. Ya sólo quedan 3 hasta que venga mi chiquilla.
Ayer terminé La Regenta. Clarín tuvo mala suerte, unos siglos antes había nacido Cervantes por estas tierras; si no, La Regenta sería considerada la obra cumbre de la literatura española. De todas formas, el final, aun no siendo malo, deja un mal sabor de boca, y nunca mejor dicho, no por la acción en sí, sino porque me parece que había trama suficiente para haber redondeado la historia con 40 o 50 páginas más. No digo que la decisión fuese mala; simplemente la estoy digiriendo.
Anoche me desvelé y esta mañana me he quedado dormido.
He discutido con los de ofertas, he discutido con los de planos, he discutido con los de fabricación, he discutido con los de taller, he discutido con los de envíos, he discutido con los de facturación. Menos con la mujer de la limpieza, que es la abuelita Paz, he discutido con todos.
Un proveedor nos pasó una oferta para un pedido muy importante y cuando he ido a pasársela al cliente me he dado cuenta de que en lugar de discos de 15" los ha ofertado de 5", con lo que el precio no tiene nada que ver (o quizás sí, no lo sé), y además el cliente se va de vacaciones el jueves, así que no sé si dará tiempo a tramitarlo antes del verano o se nos habrá adelantado algún mindundi al que su proveedor le ofertó el material correcto.
He vuelto a discutir con los de ofertas, ...
He mandado a tomar viento a mi jefe. Varias veces, además. Y con pleno conocimiento de causa, además.
He cargado una información en la tarjeta del móvil, no la he desenchufado bien del ordenador y la he desconfigurado. Y tiene mal arreglo, me parece.
Se ha levantado el aire y se ha estropeado el día, lo cual aquí en Alemania no quiere decir mucho.
La cena en el hotel estaba especialmente insípida. Para colmo, hoy atendían las mesas la cara-pato y la abeja Maya. Por Dios, niña, vuelve a ponerte la falda por debajo de las rodillas, que sales ganando; te lo digo yo, que llevo demasiados días aquí y tengo el nivel tan bajo que hasta el perro rarito de Bea me esta empezando a parecer que tiene su aquella. Ponte una falda más larga antes de que provoques una estampida general, que la otra tiene la cara, pero tu le has quitado las piernas y los andares al Pato Lucas.
Al salir del restaurante, como siempre que me tomo medio litro de cerveza en la cena, o sea, como siempre aquí en Baviera, he salido dando tumbos y casi me he llevado a una abuela por delante, la cual me ha dedicado algo parecido a un saludo con la mano.
Menos mal que el ordenador está en la planta baja; no me atrevo a subir a mi habitación, hoy es un día propicio para que caiga dando vueltas por la escalera. Es posible que me quede a dormir hoy aquí; muy cómoda, muy cómoda no es la silla, pero hará un apaño. Y si no, me busco al perro de Bea.
He llamado a Isabel y me ha saltado el contestador, lo cual me cuesta una pasta. Todavía sigo sin entender por qué tiene activado el contestador, cuando la mayoría cuelga directamente cuando les salta y el resto dice incongruencias; de una manera o de otra, a los que llamamos nos cuesta la llamada y a ella también, porque al final tiene que devolvernos la llamada. En fin, mujeres.
A pesar de todo, haber pasado este día tiene una ventaja. Ya sólo quedan 3 hasta que venga mi chiquilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario