Al llegar a la oficina he visto una carpeta encima de una de las mesas.
Cuando ha llegado el inquilino de la mesa la ha abierto, la ha hojeado y la ha puesto en la mesa de otro.
Esto ha pasado varias veces, hasta que se han reunido varios y tras varias deliberaciones se ha oído mi nombre.
Sin comerlo, ni beberlo, me he encontrado ante lo que vulgarmente se conoce como un marrón de cojones.
Al pobre Dominik le ha tocado hacer los honores. "Oye, mira, que hemos pensado que podías encargarte tú de esto".
Podía haber hecho lo que todos, escurrir el bulto, pero es lo que tenemos los descerebrados, que no tenemos cerebro que piense por nosotros. Así que lo he aceptado.
Leyendo la documentación he visto que todo comenzó a principio de semana y que desde entonces lleva pasando de mano en mano como la falsa moneda, hasta que la falsa moneda ha terminado en mi bolsillo.
Además, el último correo era de esta mañana y el cliente pedía que si le podíamos pasar la oferta hoy o mañana, porque el lunes tenía una reunión con su cliente. Lo dicho, marrón con mayúsculas, o sea, MARRÒN.
No era muy complicado. Sólo había un par de puntos importantes que no había hecho nunca. Lo demás era sólo buscar en tablas. No entiendo porqué no lo han hecho ellos.
Le pregunto a Dominik. "Ah, eso no lo sé. Pregúntale a Max".
Le pregunto a Max. "Ah, eso no lo sé. Pregúntale a Franz".
Le pregunto a Franz. "Ah, eso no es de mi departamento. Pregúntale a Max".
Vuelvo a preguntarle a Max y a Dominik. "Ah, eso nos lo dice siempre Franz".
Acabo de hablar con Franz y me ha dicho que esos datos los tenéis que decir vosotros.
"Ah, ¿sí? Espera". Llamada de teléfono a Franz. "¿Cómo? ¿Sí? ¿La lista de precios que tengo aquí calzando la pata de la mesa? Vale, vale".
Me dan la lista de precios. Los encabezados no coinciden, pero me dicen que da igual, que donde pone Precio de máquina normal realmente quiere decir Precio de máquina en inoxidable, o sea, la leche.
Medio hago la hoja de precios y vuelvo a preguntarle a Franz. "Sí, sí, está todo bien", dice sin apenas mirar la hoja. "Ya, pero es que de esta pieza no tengo precios. Le he puesto el doble de una pieza normal". "Está bien. Mejor ponle el triple".
Precio de la oferta: 250 000 €.
250 000 € y ni siquiera se han dignado en mirar la oferta.
Espero que esta noche les haya ido bien con sus respectivas mujeres y mañana estén de buen humor para aguantar las preguntas de un españolito, porque yo no mando esta oferta sin tener los cabos atados y bien atados.
No me extraña que el Renault esté adelantando al Opel por la derecha. Como sigan así, les va a adelantar hasta Andorra.
Cuando ha llegado el inquilino de la mesa la ha abierto, la ha hojeado y la ha puesto en la mesa de otro.
Esto ha pasado varias veces, hasta que se han reunido varios y tras varias deliberaciones se ha oído mi nombre.
Sin comerlo, ni beberlo, me he encontrado ante lo que vulgarmente se conoce como un marrón de cojones.
Al pobre Dominik le ha tocado hacer los honores. "Oye, mira, que hemos pensado que podías encargarte tú de esto".
Podía haber hecho lo que todos, escurrir el bulto, pero es lo que tenemos los descerebrados, que no tenemos cerebro que piense por nosotros. Así que lo he aceptado.
Leyendo la documentación he visto que todo comenzó a principio de semana y que desde entonces lleva pasando de mano en mano como la falsa moneda, hasta que la falsa moneda ha terminado en mi bolsillo.
Además, el último correo era de esta mañana y el cliente pedía que si le podíamos pasar la oferta hoy o mañana, porque el lunes tenía una reunión con su cliente. Lo dicho, marrón con mayúsculas, o sea, MARRÒN.
No era muy complicado. Sólo había un par de puntos importantes que no había hecho nunca. Lo demás era sólo buscar en tablas. No entiendo porqué no lo han hecho ellos.
Le pregunto a Dominik. "Ah, eso no lo sé. Pregúntale a Max".
Le pregunto a Max. "Ah, eso no lo sé. Pregúntale a Franz".
Le pregunto a Franz. "Ah, eso no es de mi departamento. Pregúntale a Max".
Vuelvo a preguntarle a Max y a Dominik. "Ah, eso nos lo dice siempre Franz".
Acabo de hablar con Franz y me ha dicho que esos datos los tenéis que decir vosotros.
"Ah, ¿sí? Espera". Llamada de teléfono a Franz. "¿Cómo? ¿Sí? ¿La lista de precios que tengo aquí calzando la pata de la mesa? Vale, vale".
Me dan la lista de precios. Los encabezados no coinciden, pero me dicen que da igual, que donde pone Precio de máquina normal realmente quiere decir Precio de máquina en inoxidable, o sea, la leche.
Medio hago la hoja de precios y vuelvo a preguntarle a Franz. "Sí, sí, está todo bien", dice sin apenas mirar la hoja. "Ya, pero es que de esta pieza no tengo precios. Le he puesto el doble de una pieza normal". "Está bien. Mejor ponle el triple".
Precio de la oferta: 250 000 €.
250 000 € y ni siquiera se han dignado en mirar la oferta.
Espero que esta noche les haya ido bien con sus respectivas mujeres y mañana estén de buen humor para aguantar las preguntas de un españolito, porque yo no mando esta oferta sin tener los cabos atados y bien atados.
No me extraña que el Renault esté adelantando al Opel por la derecha. Como sigan así, les va a adelantar hasta Andorra.
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