Aunque para los lacrossianos no es como os imagináis.
El día comienza temprano, corriendo para ir al campo a entrenar. Y llegando
tarde, como siempre.
Luego, durante el partido, las chicas te demuestran su amor golpeándote
con sus palos; es un extraño rito de muestra de amor. Y si tu mujer juega
también, date por jodido y golpeado.
La comida, romántica, en el wok del centro comercial que hay junto al campo.
Al llegar a casa, el aroma de protecciones sudadas por toda la casa.
Al final de la tarde, tu parienta te da la ropa para que se la planches.
A la hora de la cena, el wok sigue dándote vueltas en el estómado, así que
tampoco hay cena romántica.
¡Qué romántico todo!

En fin, ya quedan sólo 10 días.


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