Mi suegra es una santa. No, en serio; levantaos del suelo y dejad de reíros, por favor, que estoy hablando en serio.
No lo digo sólo porque haya sacado adelante una familia con 5 hijos, mi mujer entre ellos, sino porque siempre está de buen humor, se puede hablar con ella, se ofrece para lo que puede y para lo que no. Una joya, vamos.
De todas formas, aunque no fuese así, diría lo mismo de ella, porque tengo clara una premisa:
- No hables mal de su madre: ámala como a tu propia madre, incluso más, porque ni tu madre emponzoñará para poner a tu mujer a malas contigo (cosa que tu suegra hará continuamente, incluso aunque seas el hombre perfecto), ni tu mujer entenderá nunca que le prestes atención a tu madre (a la suya es distinto).
No lo digo sólo porque haya sacado adelante una familia con 5 hijos, mi mujer entre ellos, sino porque siempre está de buen humor, se puede hablar con ella, se ofrece para lo que puede y para lo que no. Una joya, vamos.
De todas formas, aunque no fuese así, diría lo mismo de ella, porque tengo clara una premisa:
- No hables mal de su madre: ámala como a tu propia madre, incluso más, porque ni tu madre emponzoñará para poner a tu mujer a malas contigo (cosa que tu suegra hará continuamente, incluso aunque seas el hombre perfecto), ni tu mujer entenderá nunca que le prestes atención a tu madre (a la suya es distinto).
Puro instinto de supervivencia en pareja, vamos.
Los italianos no han aprendido eso y así les va, siempre bajo las faldas de las suas mammas. ¡Qué agonías, por Dios!
Por cierto, hablando de suegras, ¿sabéis cómo se dice suegra en alemán? Pues Aghhhh (cuando más gutural sea el sonido, más convincente queda). Se lo conté a una alemana y me decía: “No, no es así; es Schwiegermutter". Pobre inocentona; todavía queda gente así en el mundo.
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